Estupor en la calle Argentina: bancos en la calzada y aparcabicis en el 'carril peatón'

Los vecinos de la calle Argentina no ganan para sustos. Si el repintado de la arteria ya había generado polémicas por el curioso 'carril peatón' que se ha ensayado en plena calzada, ahora las críticas vecinales se han disparado de forma definitiva por el resto de elementos que dan forma a la configuración de la calle. Se han colocado bancos para sentarse en la calzada, en una isleta protegida por unos pivotes de plástico que ya han sido golpeados por varios coches. Y el carril peatón que fue objeto de chanza ha tenido una evolución. Ahora sirve también como aparcabicis, de manera que cuando hay vehículos estacionados apenas se deja espacio para pasar con un carrito de niño, por ejemplo.

La extraña configuración de la calle Argentina, inédita en Vitoria al prescindir de las aceras en su nuevo diseño y 'pintarlo' sobre la calzada, he llevado a los residentes del barrio a alzar la voz contra lo que consideran «peligroso» y «absurdo». La polémica en esta calle de Vitoria comenzó hace ya dos meses cuando los vecinos rechazaron el nuevo carril bici que eliminaba plazas de aparcamiento. La queja vecinal, adelantada por EL CORREO, fue un toque de atención de cara a la realización del proyecto, y los técnicos municipales se pusieron manos a la obra para intentar resolver el problema. Sin embargo, la fórmula escogida, que ya se ha incorporado a la calle Argentina, no ha calmado los ánimos, sino todo lo contrario.

Las plazas para aparcar en línea se trasladaron a lo que antes era el segundo carril de la carretera para dejar hueco a un bidegorri de ambos sentidos y un carril extra para que los conductores puedan caminar cuando salgan de sus vehículos. El 'carril peatón' que ha levantado burlas de todo tipo.

Indignación en el vecindario

Estas medidas han indignado al vecindario, que no entiende por qué se ha optado por este diseño. Desde el inicio de las obras, se ha convertido en el tema de conversación a pie de calle de los residentes, y sin recibir elogios precisamente. «Hemos perdido un carril de la carretera, y vamos a tener problemas gravísimos para aparcar. Me parece bien que hagan un paso para las bicis, pero con las aceras tan grandes y los jardines enormes que tenemos aquí tendrían que haberlo puesto en esa zona», clamaba Alfredo Marquínez.

«Estamos más que indignados, una vecina me ha preguntado si esto era una inocentada. Porque no nos parece correcto, lo han hecho muy mal. De pena. Queremos que se quite esto, y muy urgentemente», agregó con rabia. Sobre todo, le frustra la falta de información. «No han dado tiempo ni a reaccionar. Ni siquiera nos lo habían explicado, y ahora en esta calle ya no se puede estar. Quien ha hecho esto no ha pensado en los vecinos», insistió.

«¿Y si viene la ambulancia?»

Lejos de contradecirle, su acompañante le daba la razón. «¿Qué va a pasar si viene una ambulancia? ¿Dónde aparca? ¿Y si un coche tiene una avería? Si para en el carril, se paraliza toda la circulación», cuestionaba, lamentando que no se haya consultado al barrio sobre la obra. «Es que no tiene sentido, no conecta con ningún otro carril bici. Empieza y termina aquí», añadió. Hasta el pequeño carril reservado a los conductores les parece «ridículo, ¿y para el copiloto? no hay fundamento», remarcaron ambos.

Para Borja Fernández la actuación es «un crimen urbano» que «crea un problema donde antes no lo había». Él también apunta a la acera «de más de 10 metros» como posible ubicación del carril bici y alerta del colapso de este tramo si un vehículo se queda parado, además de que «va a ser imposible sacar el coche de los garajes por las mañanas para ir a trabajar o a la hora de comer, porque es la hora punta de tráfico». Por eso, él reclama «que se imponga la cordura y reviertan esta situación creada de manera artificial lo antes posible».

Pero desde el Ayuntamiento ven con otra perspectiva este nuevo modelo de bidegorri, cuyo objetivo es lograr el calmado del tráfico en esta arteria convirtiéndola en «zona 30» y reservando espacio a los ciclistas sin que se pierdan aparcamiento. Según el informe técnico que avala la obra, al que ha tenido acceso EL CORREO, la obra obedece a la necesidad de mejorar la seguridad en una zona por la que transitan los alumnos del colegio San Viator, Luis Dorao o el Conservatorio, además de los usuarios del polideportivo San Andrés.

Indignación entre los padres de San Viator

Sin embargo, tampoco los padres de los alumnos de San Viator están contentos con la reforma. Hace unos días, varias personas que transitan la zona con frecuencia aprovecharon la ocasión para mostrar su indignación por el diseño que deja un único carril de paso a los coches. «Es una mierda», aseguraba un abuelo que llevaba a su nieto al colegio, mientras varios padres invaden el espacio de las bicicletas para poder recoger a sus hijos. El sistema escogido por el Ayuntamiento vitoriano similar al que ya generó una fuerte polémica en el primer tramo de la cercana calle Argentina se ha ganado en sólo unos días el odio de todos los padres.

La pérdida de uno de los carriles, que ellos usaban en las horas de entrada y salida de clase para aparcar en doble fila y dejar a sus hijos en el complejo educativo, ha traído el caos a esta calle. Bien lo sabe Montse, que no duda en llegar media hora antes a la zona para asegurarse un hueco en la zona reservada para estancias máximas de 15 minutos, conocida como "parking-exprés". «Tengo que venir ahora, si no es imposible aparcar con lo que han montado aquí», justifica esta madre. Y es que «sólo han dejado unas veinte plazas, y antes había espacio suficiente para bajar, dejar a los niños y marcharte, con venir cinco minutos antes lo tenías solucionado», reprocha.