Borrar
Una atleta, durante la prueba.

El Triatlón de Vitoria, en primera persona

Cinco triatletas que participaron en la prueba comentan los nervios, dudas y sensaciones que vivieron en esta competición que contó con una "organización ejemplar" y con una "ciudad volcada"

Sergio Carracedo

Miércoles, 16 de julio 2014, 02:19

El Triatlón de Vitoria, celebrado este domingo, ha generado pingües beneficios para la hostelería, para la imagen de la ciudad y, además, sirvió para el disfrute de miles de vitorianos que la presenciaron el directo. Sin embargo, también ha dejado un poso importante en los triatletas que participaron en ella. El recuerdo de una prueba y de una ciudad en la que sufrieron pero disfrutaron como se hace en los deportes de fondo. Varios de los 1.655 triatletas que tomaron parte en la competición han plasmado en sus blogs personales y en sus páginas web las experiencias vividas en la capital vasca. En ellos, hablan de nervios, de dudas, de manotazos y de patadas. De psicología y de fuerza mental más que de resistencia física. De una "organización ejemplar" y de una "ciudad volcada" que empujaba a los triatletas a una sensación parecida a la euforia que debían contener para poder llegar a la meta sin desfondarse.

Hemos seleccionado un puñado de experiencias de cinco triatletas que acabaron la Triatlón de Vitoria 2014, que ya es un éxito. Algunos de ellos, además, subieron al podium.

Alejandro Santamaría, primer clasificado en el Triathlon Vitoria distancia Ironman

Alejandro Santamaría fue el vencedor en la distancia Ironman, pero como el mismo reconoce necesitó hacer "20 pruebas de esta distancia para ganar uno". "No podía ser en un sitio mejor que en Vitoria donde el circuito, la organización, los voluntarios y sobretodo el público son espectaculares", admite ante de dar las gracias "de corazón por hacerme sentir tantas sensaciones inolvidables y hacerme aún más feliz".

Alegría lógica la del ganador que desde el principio vigiló a sus rivales más peligrosos sin "exprimirme del todo pues el día era muy largo". En el kilómetro 70 de la prueba ciclista se puso en primera posición sin "opción de reservar ni parar. Así que me acoplo cada vez más para intentar ampliar la ventaja y mantener la media cercana a los 40km/h. Me van diciendo que por detrás continuo ampliando. Recuerdo la prueba de Iván Raña en Austria e intento emularle. Solo Iñaki Gabaraín aguanta el ritmo. Es un gran ciclista pero sé que corriendo no es tan bueno por lo que no me preocupa y aunque viene siempre detrás no gasto energías con cambios de ritmo. Continúan pasando kilómetros y los últimos se hacen duros. Son 180km y vayas como vayas al final las acabas pasando canutas. Llego al final de la bici y allí me espera Vitoria plagado de gente animando para ponerme los pelos de punta en la transición y en los primeros kilómetros. Empiezo a correr tranquilo, reservando e intentando controlar la carrera sin gastar mas fuerzas de lo necesario. Se me hace raro porque estoy acostumbrado a correr para remontar pero esta vez voy líder y corro para mantener. Intento disfrutar del liderato aunque con el paso de los kilómetros el cansancio y el sufrimiento hacen que lo de disfrutar sea cada vez mas difícil".

"El publico está volcado y también los otros participantes de grupos de edad con los que me cruzo o adelanto. Me animan y yo también a ellos y eso también ayuda y reconforta. Por el circuito recibo los ánimos de grandes campeones como Martín Fiz, Beloki o Eneko Llanos. Es una alegría más".

Los últimos 10 km se hacen muy duros. Llevo las piernas como palos, duras como piedras y mi zancada ya da pena. Me duelen tanto las piernas que mi zancada es muy corta. Llego a los últimos 2 kilómetros y entonces sí que puedo empezar a celebrarlo. El público me felicita y no me importa perder tiempo en saludar y agradecer todos sus ánimos. Mucho sufrimiento y mucho trabajo detrás de esta victoria así que hay que celebrarlo bien. Por supuesto la entrada en meta es espectacular. Pelos de punta, piel de gallina y un montón de recuerdos y pensamientos emotivos. ¡Gracias!"

La crónica íntegra de Alejandro Santamaría

Ricardo Abad y su "intenso fin de semana por tierras alavesas"

Ricardo Abad comenzó su Triatlón el día anterior. El sábado viajó a Vitoria donde comió, recogió el dorsal y dejó el material preparado para la prueba (zapatillas, ropa y bicicleta). Después viaje de regreso a Tafalla y todavía tuvo tiempo para "escaparme un rato a San Fermín con la familia". Así que cuando el despertador sonó el domingo a las 4:30 de la madrugada pensó que "si no llego a tener la bici y las cosas en Vitoria me quedo en la cama".

Pero se levantó y tomó rumbo a al capital alavesa para tomar el autobús que le llevaría hasta la salida del pantano. "Sobre las 8:25 y con muchos nervios se dio la salida. Me fui a un lado para evitar manotazos y patadas, los primeros 800 metros hasta la primera boya bien, aquí llego el agobio cuando empezamos a coger a los últimos triatletas del medio Ironman que habían salido un poco antes, estos 300 metros hasta la siguiente boya fueron difíciles, sin sitio para adelantar y con múltiples choques".

En la bicicleta, este navarro rodó "muy suelto, después, una parada para hacer mis necesidades, y con algo más de viento" que le impidió bajar de las cinco horas. "Aún así, muy contento", ya con las 5 horas y 6 minutos bajó en cinco minutos su mejor marca en distancia Ironman.

El recorrido de la Maratón, para Abad, fue "bastante sombrío y por el centro de la ciudad, un gran acierto". A pesar de ello, en la primera vuelta "me quería morir, era como si hubiera olvidado correr, me sentía muy torpe y cualquier excusa era buena para parar un poco o caminar, la segunda de las vueltas también agonice bastante. Lo mas sorprendente fue al comienzo de la tercera empezar a encontrarme bien y poco a poco ir cogiendo ritmo, termine haciendo la ultima vuelta la mas rápida, parando el crono en 3h 36m para la Maratón".

"Al comienzo de la Maratón mire el reloj y vi que si hacia por debajo de 3h 37m bajaría de las diez horas, cambie de pantalla del GPS para no mirar más y no agonizar viendo que se me escapaba el ansiado sub 10, no mire ni en los últimos kilómetros, al entrar en los últimos metros hice un gran sprint y paré el crono en 9h 59m 26s, realizando mi mejor marca personal. Un 'regalazo' de crono teniendo en cuenta que estoy lejos del 100%. Estoy muy torpe corriendo y la Maratón de ayer la saque más con la cabeza que con las piernas, tuve que tirar mucho de psicología".

Y concluye la crónica de su carrera con "un honor estar en vuestra prueba, un diez para una organización ejemplar y una ciudad volcada".

La crónica íntegra de Ricardo Abad

El "día para no olvidar", de Arrate Mintegui

La vitoriana, Arrate Mintegui, fue la tercera en cruzar la línea de meta y la primera alavesa. Tras la prueba, sintetizó la jornada deportiva con el título "Un día para no olvidar, Ironman de Vitoria". Y es que "con las piernas destrozadas pero con una sonrisa" se puso delante del ordenador a escribir la crónica de su carrera en la que "por primera vez puedo decir que todo estuvo de mi lado".

Afrontaba su quinta Ironman con una mezcla de "miedo, respeto por la mala carrera del 2013 y mi propia presión de mejorar el resultado del pasado año", lo que se tradujo en "nervios y muchas ganas e ilusión de que llegase este día".

Confiada tras haber completado este año 5 pruebas de media distancia y "mentalizada" para "no cometer los errores que había cometido en otras pruebas" esta vitoriana afrontaría esta prueba en la que sabía que "siempre hay malos momentos que al final terminan pasando, que a pesar de todo no tenía que retirarme y sabía que toda mi familia y caras conocidas iban a estar animándome y que por ellos también tenía que hacer una buena carrera".

A pesar de toda esa presión, el domingo se despertó "más tranquila de lo habitual" y "sin pensar en nada" se puso en la línea de salida en Landa para "darlo todo". Sin "explicaciones de cómo era el circuito de natación" el pistoletazo inicial les pilló "a todas bastante desprevenidas lo que me hizo perder los pies que esperaba coger pero quedaba mucha carrera por delante como para empezar mal".

Tras 1h05 de natación en la que reconoce que disfrutó, se subió a la bici "tranquila y mentalizada" de los 180 kilómetros le esperaban, con la ventaja de actuar como local y de conocerse el "durísimo" circuito "a la perfección", lleno de "repechos, sin descansos y con viento". Con el objetivo de no perder el cuarto puesto, "me concentré en el pulso, en no dormirme, en beber y en comer aunque desde el principio vi que no me entraba demasiado bien la comida".

"Los kilómetros iban pasando y nadie me cogía por detrás lo que era buena señal para mí. Al segundo paso por Vitoria me dio por pensar que me quedaba otra vuelta entera de 70 km y después la maratón y el mundo se me vino encima. Tuve un bajón grande donde perdí el ritmo y la concentración y me empezaron los dolores por todo el cuerpo. Además no podía comer porque tenía ganas de vomitar. Intenté no pensar, solo esperaba que los kilómetros fuesen pasando. Cada vez hacía más viento y más calor, notaba además que me estaba quemando". Finalmente, terminó los 181 km de bicicleta con un tiempo "mediocre o malo" según la propia deportista, "pero manteniendo el cuarto puesto".

Tras calzarse las zapatillas, y salir de la carpa "el subidón de la gente te hace correr rápido pero pronto me di cuenta de que tenía que echar el freno y hacer los primeros kilómetros con cabeza porque sino viene el petardazo". Sin embargo, los problemas continuaron para ella, que sólo "pensar en comer un gel ya se me revolvió el estómago, pero no quedaba otra. Beber Coca-Cola y a seguir. Tenía miedo de no poder comer y petar en la maratón pero no quería pensamientos negativos en mi cabeza".

"Pasar por el centro, parque de la Florida, la Senda...y los pelos de punta. En El Prado estaba esperándome toda mi familia y me alegré mucho de verles, me crucé allí con la 3ª que era Anais y ya vi que a no ser que le pasará algo no la iba a coger así que mi curiosidad paso a ser en saber quien era la quinta". No era otra que Nerea Gambra que era "la que más me preocupaba en la maratón. Me di cuenta de que le sacaba bastante tiempo pero yo no me podía dormir".

"La primera vuelta la pase bastante entera y a buen ritmo, el paso por la Virgen Blanca y la Plaza España te llenaba de fuerza. Al empezar la tercera, las piernas empezaron a dolerme más de la cuenta, me ardían las plantas de los pies y mi ritmo empezó a bajar. No podía pensar en comer nada por lo que decidí limitarme a beber para evitar vomitar. Al tercer paso por el Prado le dije a mi familia que estaba bastante mal y fue entonces cuando me dijeron que la tercera estaba andando pero no me lo quería terminar de creer".

Mintegui adelantó a la tercera con una mezcla de "alegría" al verse tercera y de pena por la triatleta a la rebasó y que tenía problemas. "Verme tercera me llenó de moral y me dio alas para volver a subir el ritmo. En estos momentos es cuando te das cuenta del papel tan importante que juega la cabeza en una prueba de estas".

Arrate continuó bajo la amenaza de "querer pararse" de "mis piernas y mi estómago", pero "al coger la recta de la Senda de camino a la meta mis agobios y mis dolores desaparecieron y solo quería disfrutar de mis últimos kilómetros que fueron increíbles con los ánimos de toda la gente que estaba". "Entré a meta en 10h24 pero no me importaba el tiempo ya que siempre digo que cada carrera es un mundo y a mi lo único que me hacía feliz ayer era haber conseguido el tercer puesto en mi casa".

Estas y más sensaciones y agradecimientos en la crónica íntegra de Arrate Mintegui

Miguel de Andrés, "tres veces sí"

Otro vitoriano, Miguel de Andrés, destaca otros muchos aspectos en su 'diferente' crónica del Triathlon de Vitoria que comienza con una cita textual de la ganadora de la categoría Ironman, Brooke Brown:

"Sin duda lo mejor ha sido la carrera a pie, en el paso de la segunda vuelta no pensaba que podría continuar, pero no hubo ni un segundo en el que me dejaran pararme y dije, tengo que seguir, la ciudad de Vitoria me lo pide y se lo merece". "Sin duda ha sido una experiencia impresionante, sin sus voces y sin sus aplausos es probable que no hubiera llegado a meta, ellos son parte de esta victoria". "Si tuviera que comparar Vitoria-Gasteiz con un triatlón solo podría hacerlo con Hawaii, e incluso diría que es mejor, en las calles de Vitoria no hay ni un momento, ni un segundo en el que no te sientas arropado por el público".

Tras las palabras de Brown, de Andrés asegura que "no eres vitoriano si estas palabras no te hacen sentir orgullo de ciudad". Más allá de las sensaciones deportivas que tuvo este alavés, que hacía su debut en la distancia, "en mi ciudad, al lado de mi casa y rodeado por mi gente", destaca la "marca de ciudad" y la importancia de esta prueba. Por encima de la repercusión "en los medios de comunicación", de los turistas que han visitado la ciudad y del "regocijo de hoteles y hosteleros" subraya que el evento "moviliza a cientos de personas que de manera voluntaria y a cambio de un puñado de frutos secos, es capaz de pasar el día repartiendo botes de aquarius o bloqueando un camino rural en medio de la llanada para que ningún vehículo acceda al trazado de la carrera". "Es de un mérito increíble y muy poco valorado, excepto por la organización y por los propios triatletas", asegura.

Si no fuera poco, Miguel de Andrés indica que "muchos de estos voluntarios eran niños, familias enteras o personas mayores que además de ayudarte, te daban ánimos cuando más lo necesitabas. Incluso se ofrecía a ayudarte si tenías que detenerte a unos instantes a hacer algún estiramiento muscular para continuar la carrera".

De Andrés también destaca que "el 95% de los participantes éramos triatletas aficionados" que "no aspiramos a ganar ni competimos contra nadie. El compañerismo que existe en este deporte no creo que sea comparable al de ningún otro deporte. Compites contra ti mismo. Lo haces por superarte. Y e parece extraordinario que miles de ciudadanos puedan asistir a esta demostración de esfuerzo y de espíritu de superación. Me siento orgulloso de que amigos y familiares míos que vieron la carrera del domingo, a pesar de no practicar deporte con frecuencia, aseguraran que al vernos pasar les daban ganas de ponerse a correr y que se emocionaban ante tanta muestra de esfuerzo".

Este triatleta apunta que los 20.000 euros del Ayuntamiento de Vitoria y 27.000 de la Diputación que recibe el Triatlón son "una broma comparado con las partidas de cientos de miles de euros que reciben otros eventos". Concluye pidiendo una mayor implicación a "las personas que toman este tipo de decisiones" y que "el único Ironman que se celebra en Euskadi" continúe donde se ha celebrado hasta ahora.

La reflexión completa de Miguel de Andrés, en su blog

El primer triatlón de Felipe Santamaría

Santamaría asegura que participó en su primer triatlón distancia Ironman "por casualidad" con la única premisa de "acabar" la prueba aunque no sin "apretar". Este triatleta vino acompañado de dos amigos ya que uno de ellos "estaba ansioso por hacernos de chófer y utillero", bromea. En la salida, por tandas, Felipe se colocó en "primera línea" para "evitar golpes", Sin embargo, "dan la salida, me llevo una patada en las gafas, que a los 100m hace que pare un poco a recolocarlas, ya que no veía nada".

Tras retomar el ritmo, la carrera se despeja y le permite nadar con fluidez. "Unos problemillas a la hora de calzarme las zapatillas" no le restan demasiado tiempo y "arranco como si fuera un olímpico". Sin embargo, "a los 600 metros me digo: ¿¡dónde vas flipao?!", reconoce con gracia.

Como todos los triatletas saben, "comer y beber, es la consigna" apunta en su blog. "El terreno llano y el poco viento invita a correr y me motivo, pues el pulso lo llevo bien". Este triatleta termina la prueba ciclista con buenas sensaciones y buena media. "Esto tiene buena pinta, me digo, si no exploto...", reconoce. Pero poco después... "¡Ay madre, claro que exploto!", asegura.

Sin embargo, "en todos los pasos por meta" oía "los ánimos y consejos" de sus allegados. Las dos primeras vueltas "las hago bien, como y bebo, pero en la tercera comienzan los problemas, empiezo a tener algo de flato, los pies comienzan a tener ampollas, lo que hace que me cargue la rodilla izquierda y me haga caminar mucho rato, casi las dos últimas vueltas completas. Intento correr, trotar, pero no puedo más de 600 metros seguidos, tengo que caminar y luchar por ganar mi grupo de edad, no lo logro, pero bueno, entro cuarto de mi grupo". A pesar del sufrimiento y de los problemas del tramo final Felipe Santamaría completó el Triatlón en "9:51:08, muy buen tiempo teniendo en cuenta que es mi primer ironman y la explosión detonada".

No termina la crónica de su carrera sin agradecer los ánimos recibidos y a la organización de la carrera, aunque "las salidas múltiples y el draftin empañaran algo la prueba". Sin embargo se emplaza para la próximo edición, "pero con preparación específica".

La crónica completa de Felipe Santamaría

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo El Triatlón de Vitoria, en primera persona

El Triatlón de Vitoria, en primera persona