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La Cruz Roja en Álava estuvo hasta 1996 en la derribada Casa Aranegui.

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La Cruz Roja en Álava estuvo hasta 1996 en la derribada Casa Aranegui. Cruz Roja
150 años de Cruz Roja

Siglo y medio con la mano tendida en Álava

CRUZ ROJA EN ÁLAVA ·

En 1872, ayudaba a militares heridos en la guerra y hoy afronta crisis económicas, sanitarias y migratorias

Domingo, 5 de junio 2022, 00:28

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El 24 de junio de 1859 cayeron en la batalla de Solferino cerca de 5.000 hombres y más de 20.000 resultaron heridos. Pero más allá de lo cruento de aquella contienda que enfrentó a piamonteses y franceses contra el Imperio austríaco, esta escaramuza pasó a la historia por el ejemplo de humanidad que protagonizaron unos pocos valientes que, ayudados de unas antorchas, marcaron a los soldados el camino a Castiglione, a salvo de las balas y la metralla. Hoy todavía la localidad italiana rememora tea en mano aquella senda de luz que estuvo en el origen de Cruz Roja.

La misma que los voluntarios de esta organización en Ála va escenificaron la semana pasada por segunda vez. La primera fue en 2012, cumplían 140 años y aquellas llamas, más que servir de faro para los caídos en combate, fueron más bien las velas de una tarta cargada de buenos propósitos y deseos. Este año la celebración no es para menos. La organización humanitaria más conocida celebra ya siglo y medio de presencia en el territorio.

Su primer servicio fue el cuerpo de Damas Enfermeras, cuya primera misión fue atender a los soldados heridos en la guerra carlista. fotos: cruz roja Cruz Roja

Las circunstancias de su origen en Álava, de hecho, no distan mucho de aquel terrible encuentro que marcó un antes y un después en la unificación italiana. Trece años más tarde, el País Vasco se batía en duelo dividida por la Tercera Guerra Carlista. Los boinas rojas no consiguieron tomar Vitoria, pero los heridos se contaron por cientos. El entonces diputado general, Estanislao Urquijo, reunido en el Palacio foral, fundaba un sábado 25 de mayo la Cruz Roja alavesa y urgía a sus primeros miembros a constituir un Cuerpo de Damas Enfermeras ante la avalancha de militares heridos que ingresaban en los hospitales.

«Cruz Roja me ayudó a reencontrarme conmigo mismo y a verme más sano y mejor después de una época difícil»

Luis Medina

El veterano

Hoy la guerra, ya lejos de Euskadi, sigue marcando por desgracia las horas de muchos países, pero las tareas se han diversificado y la organización se ha ido amoldando a los nuevos tiempos. Eso sí, siempre con el mismo espíritu: el de salvar y restañar las heridas abiertas por la guerra, la pobreza, las adicciones u otros problemas de salud como el que padeció Luis Medina, el más veterano entre los alaveses que han participado de Cruz Roja. A sus 40 años, su vida se vio truncada por una enfermedad mental. «Me dieron la invalidez. Me preguntaban ¿y ahora que hago yo? No sirvo para nada». Tras meses de angustia y una breve experiencia en una carpintería, la Cruz Roja fue la que le ofreció la oportunidad de recuperarse y reconducir su vida. «Mi primer encargo fue gestionar papeles de los militares. Después empecé a trabajar con los objetores de conciencia y al final acabé en formación». Así lo que comenzó como una terapia ocupacional, se convirtió en una trayectoria profesional de más de 25 años.

Amistad y camaradería

Ahora, ya con 74 años y retirado, reconoce que echa de menos esas amistades y ese «compañerismo» forjado en lustros de labor humanitaria en una organización a la que, confiesa, le faltan palabras para agradecer todo lo que ha hecho por él. «Me ayudo mucho, sobre todo psicológicamente. Me abrió las puertas a encontrarme conmigo mismo y verme más sano y mejor», zanja. Atrás deja a toda una robusta familia de 1.207 mujeres y 813 hombres voluntarios que, con la mano tendida de más de 10.000 empresas e instituciones, han continuado siendo esos farolillos de esperanza en medio de las crisis económicas más crudas y, cómo no, de las migratorias.

«Es una oportunidad grandísima para formarse como persona y para ayudar a los demás»

Laura Soto

La más joven

Desde las pateras hasta las crisis de Siria y ahora Ucrania, Cruz Roja sigue siendo ejemplo para aquellos incapaces de permanecer incólumes frente al sufrimiento y la injusticia, sobre todo cuando esta se ceba con aquellos más desamparados. Experiencias que hoy mueven la voluntad de los más noveles como Laura Soto. Ella pisó la sede de Portal de Castilla hace apenas dos meses. «Ya había hecho algún voluntariado en Colombia. Más tarde descubrí los servicios que presta la Cruz Roja a las mujeres víctimas de la violencia de género. Por eso me decidí a entrar», recuerda. Hoy, mientras continúa formándose, ya hace de embajadora de su nueva familia. «Hay un ambiente genial. Es una oportunidad grandísima para formarse como persona y ayudar a otros. Creo que todos tenemos algo que aportar», sonríe.

Cruz Roja atendió en Álava hasta mayo a 210 refugiados ucranianos

Pese a que las guerras y las labores sanitarias ya no ocupan exclusivamente el tiempo de los voluntarios de Cruz Roja, las crisis migratorias sí lo hacen en buena medida. Para restituir la dignidad de cientos de refugiados, estos alaveses prestan un servicio integral, tramitando su acceso a la sanidad pública, sus condiciones de asilo, cubriendo sus necesidades más básicas, dándoles alojamiento y poniéndoles en contacto con sus familiares. Hasta mayo la delegación alavesa atendió 210 afectados por la invasión rusa de Ucrania y en su 'call center' de Portal de Castilla (que da servicio a toda Euskadi) sus 5 operadoras atendieron 2.274 llamadas.

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