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editorial

Mapa de reflexión

El uso del euskera continúa muy por debajo de su conocimiento como una invitación a corregir la política lingüística

PPLL

Martes, 8 de abril 2014, 03:00

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Los resultados del 5º Mapa Sociolingüístico de Euskadi, centrados en el conocimiento y uso del euskera a partir del censo de 2011, permiten destacar dos conclusiones: la gran heterogeneidad que ofrecen Álava, Bizkaia y Gipuzkoa y sus respectivas comarcas, y la diferencia que los propios encuestados confiesan mantener entre la competencia lingüística declarada y su utilización del euskera. El Mapa presentado ayer subraya, a tenor de los datos que ofrece, los mismos dilemas que destacaban en los estudios anteriores en cuanto a la política lingüística. El paulatino incremento del conocimiento declarado del euskera, fundamentalmente como logro de su implantación en el sistema educativo, no se corresponde con una utilización pareja fuera del ámbito académico, e incluso tiende a contrarrestarse con la pérdida de su uso en el hogar debido a un cambio generacional. En Euskadi ya no quedan monolingües euskaldunes, mientras que un 44,3% de la población se muestra incapaz de entender algo en euskera que no sea el consabido saludo. El esfuerzo financiero y humano invertido a lo largo de tres décadas dio como resultado que en 2011 un 36,4% de la población se declarase competente en euskera frente al 21,9% de hace treinta años. Esa competencia se ha visto avalada por la sucesión de pruebas y perfiles que han permitido homologar académica y profesionalmente su conocimiento. Pero ni el uso ordinario del euskera, ni las audiencias de los medios en dicha lengua ni de su producción literaria y cultural han experimentado un incremento análogo. Las razones de que eso sea así son múltiples. Tienen que ver con la globalización cultural, así como con el grado de interés que despierta cuanto se produce en euskera. Una determinada lengua no es la referencia que fidelice el comportamiento de sus usuarios cuando pueden acceder a infinidad de contenidos e interacciones en otros idiomas. Mucho menos cuando el euskera presenta sus primeros indicios de verse relegado en el hogar. En los últimos años la política lingüística del Gobierno vasco, seguida por el resto de las instituciones, ha tratado de promover la utilización del euskera como mandato moral dirigido a los euskaldunes. Quizá ha llegado el momento de reflexionar y someter a debate la responsabilidad de las instituciones vascas respecto a la coexistencia entre dos lenguas oficiales y otras más de uso en la Euskadi actual.

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