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LA RIOJA

Colofón sin relieve rutilante

FLAMENCO PEDRO MARI AZOFRA

Domingo, 6 de abril 2014, 02:29

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Debutó el cantaor gitano Antonio Reyes Montoya, gaditano de Chiclana, y cumplió, a secas, pues el concierto quedó un poco plano a falta de remates con poderío, parece que hay pinchos en la silla, y sentimiento, duende o quejumbre especial con poco espacio. Voz fácil, afilá y tirando a redonda pero limitada para emocionar.

Dicen portales de internet que Reyes se inspira en Caracol, Terremoto, Mairena&hellip y, quizás por eso, esperaba más. Caracol aportó genialidad, sentimiento y duende. Mairena, gran cantaor festero, clasicismo estilístico y variedad. Los dos en la esencia del cante jondo.

Bien en el cante por soleá, salvo la 'levantá' final. «A un pocito me fui a echar, vino el ángel de la guarda y me retiró 'patrás'». Idéntico verso que en una bulería ¡Lo de los textos es una cosa! Hace un rato Jesús Méndez trajo por cantiña «la Mestranza y el olor a albero y capote torero». Lo mentó, calcado, Antonio Reyes. Es lo llamado 'cante aprendío' y me suena fatal. Y venga 'la luz del cigarro' y 'el paraíso de la alegría', o 'la tórtola del almendro' y 'la madre que no quiere'. Me encantó por bulerías, en algún pasaje funerarias, lo de «pajaritos jilgueros qué habéis comío, sopitas de las ollas, agua del río». Me pareció ración nueva cuando tanto se repite hace... un siglo.

Fue de nota alta la farruca, cante aflamencado gallego, por la cadencia y ciertos matices gaditanos. Normalito el capítulo de alegrías y nada especial por tangos. Las bulerías, que al final olieron a caracolismo con La Salvaora y demás, desfraguadas. Los 'fandanguitos' entusiasmaron con la madre maltratada, el padre pegón y el loco del corazón. Son de ovación popular segura y agradecida. El colofón fue una tonada carcelera con buen trazo, fuerza, expresividad y medida.

Antonio Higuero Pazos, al toque, ratificó lo que de él se cuenta: «Es el guitarrista gachó que toca más gitano». Mostró el aire peculiar de Jerez con la sonanta. Acompasó degustando el cante y esperó deleitándose entre cuerdas y trastes&hellip sin marcarse.

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