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Turismo sexual
CRÍTICA DE CINE

Turismo sexual

ANTON MERIKAETXEBARRIA

Martes, 25 de marzo 2014, 02:03

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Coproducción hispano-cubana enmarcada en La Habana, cuyo protagonista es un joven sobreviviendo como buenamente puede en esa vieja dama que es la capital de Cuba. Lo cual le lleva a ejercer la prostitución con turistas extranjeros, en un momento en que el régimen castrista se muestra particularmente duro con el negocio de la prostitución en general y con los homosexuales en particular. Desde luego, el personaje encarnado por Reinier Díaz tiene otras ambiciones (su mayor deseo es jugar al fútbol). Sin embargo, las necesidades de todo tipo que sufre la patria de Guillermo Cabrera Infante le llevan a vender su cuerpo al mejor postor.

De entrada, 'La partida' cuenta con un buen tanto a su favor, y es que evita caer en lo bienpensante por lo que al cine 'gay' se refiere ya que carece del azucarado mensaje prosélito. Aquí todo es áspero, rasposo, sin concesiones a la galería en su honesto deseo de mostrar con pelos y señales una dolorosa situación límite. Así pues, nada de actitudes paródicas en esta especie de descenso a los infiernos personales de toda una serie de seres humanos, cuyo destino no puede ser más incierto. Sus protagonistas se mueven sin cesar de acá para allá, atrapados por la cámara de los fotógrafos Yanelvis González y Raúl Rodríguez.

'La partida' insiste asimismo en una manera de entender la narración fílmica basada en la claridad expositiva, en la extrema crudeza de la planificación, en la sobria sequedad de una dirección de actores (incluido un Toni Cantó en pelotas) extremadamente conjuntada y coherente. No es de extrañar que la armonía de todos los elementos puestos en juego, relacionados con el hecho de que hay futbolistas homosexuales, dejen claro que aquí no hay sitio para la mentira, para el engaño. Lo cual da paso a una película dura, algo sórdida, dispuesta a mostrar las tripas de un país, de una ciudad y de unas gentes abocadas a un callejón sin salida.

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