Pastora Vega: «Soy un desastre con los agarrados»

Pastora Vega (Madrid, 1960) está sudando la gota gorda. No descansa ni los fines de semana, cuando aprovecha para preparar con su novio, Juan Ribó, las coreografías de 'A bailar!' (esta noche, 22.30 horas, Antena 3). Atiende el teléfono desde la farmacia, y pide una crema para los golpes... «aunque no he tenido agujetas». Y eso que, recalca con orgullo, son la pareja de concursantes más mayores «con diferencia». Esta semana se ponen flamencos al son de 'A mi manera' de los Gipsy Kings.

- Empezaron el concurso ganando, por la puerta grande. ¡Menos mal que no sabían bailar tango!

- ¡Lo que es la vida! Yo estaba aterrada por el tango de Roxanne, que es un icono. Soy muy inexperta en bailes de pareja, en todo lo que haya 'agarramiento' soy un desastre. Pero dándole duro, ensayando y con Lola González como coreógrafa se hacen milagros.

- ¿Le ha dado muchos pisotones a Juan?

- Se ha llevado más de uno. Como no sé dejarme llevar, le pegaba unos pisotones al pobre...

- ¿Discuten más desde que son pareja de baile?

- ¡Qué va! Al contrario. A nosotros estar en activo, sea juntos o por separado, nos hace muy bien. Yo estoy mucho más equilibrada y tranquila que cuando estoy sin trabajar. Además, poner el foco en una cosa distinta a lo habitual es muy bueno para la pareja.

- ¿Quién es más patoso de los dos?

- (Risas). Ninguno somos patosos. A lo mejor se nos atraganta algún paso, pero patosos no. Tenemos bastante buen oído.

- Se lo están tomando muy en serio, ¿no?

- Porque es la única manera de que merezca la pena. Si no hay esfuerzo, no sería un 'talent show', sino un simple juego; como si fueras a pasar el rato en el salón de tu casa. Aquí lo que aprecia la gente es que si te lo propones cualquiera puede bailar, y hacerlo muy bien con coreografías casi propias de un musical. Eso es muy estimulante para cualquiera.

- ¿Salen ustedes más a bailar ahora?

- ¡Si no tenemos tiempo de nada! Estoy destrozada.

- ¿Cómo van las agujetas?

- Agujetas no, porque yo soy de las que siempre ha ido al gimnasio para intentar que no se me empiece a caer todo por todos lados, así que mi cuerpo ha respondido. Pero estoy agotada.

- Su formación como actores les está ayudando bastante.

- Todas las artes de cara a un público -bailar, cantar...- son artes para comunicar. Y ser intérpretes claro que ayuda y suple en ocasiones el que no sepamos hacer bien los pasos o que no tengamos el dominio de una pirueta.

«Sentido del ridículo»

- ¿El lugar más raro en el que han ensayado?

- Extraño, ninguno. Ensayamos a veces en mi casa que es más grande, pero la mayor parte la preparamos en los estudios de Zeppelin.

- Como les vemos en el pasillo de un hotel, en un teatro...

- Porque yo no vivo con Juan. Si fuésemos una pareja que tiene su casa, pues a lo mejor podríamos plantearnos enseñar alguna parte. Pero él tiene su casa y yo la mía con mis hijos y me da un poco de pudor que las cámaras entren. Por ahora no lo veo necesario. Juan y yo enseñamos otras cosas.

- ¿Se ha arrepentido de haber dicho que sí al programa?

- En absoluto, estoy encantada.

- ¿Tiene sentido del ridículo?

- El sentido del ridículo lo he tenido siempre muy acusado. Soy una persona muy vergonzosa, pero cuando estoy trabajando hago lo que sea. Aunque aquí no soy un personaje, pero como está planteado hacer de una canción una especie de escenita o musical, me siento un poco actriz. Salgo a ese plató como si saliese al escenario de un teatro.

- ¿A qué pareja temen más?

- Unos rivales clarísimos son Soraya y Miguel. Tienen un nivel muy alto. Pero a veces no es hacerlo perfecto, sino llegar al público, el jurado y los compañeros.