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Obama y Hollande se saludan en Camp David en mayo de 2012. /AFP
Hollande huye a la Casa Blanca
Aprovechar el cara a cara

Hollande huye a la Casa Blanca

El presidente soltero, en el nivel más bajo de su popularidad, se deja reconocer por Obama como socio preferente de EE UU en Europa

E. C.

Lunes, 10 de febrero 2014, 03:31

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Una visita de Estado a la Casa Blanca no se improvisa. Ni se suspende si unos días antes el invitado se queda sin pareja oficial para acompañar al matrimonio Obama en la cena de gala. Si el presidente de Estados Unidos llama a compartir escenario, encuentro privado, rueda de prensa e imágenes que darán la vuelta al mundo, nada puede interponerse en el camino de François Hollande, el séptimo jefe de Estado o de gobierno -después de los de India, México, China, Alemania, Corea del Sur y Reino Unido- que disfruta de esta deferencia en los poco más de cinco años que lleva Barack Obama en la presidencia.

Al jefe del Estado galo, la visita a la Casa Blanca le permite abrir un paréntesis y alejarse del complicado panorama político que deja en su país. Con el índice de popularidad por los suelos -un 19% le concede el más reciente sondeo- y continuas renuncias a su programa social por el acoso de sectores católicos reaccionarios, Hollande inicia hoy un viaje de tres días a EE UU que le llevará a la capital en las dos primeras jornadas, entrevista incluida con su compatriota y directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde; y a San Francisco el miércoles, para el inevitable encuentro con los directivos de Google, Facebook o Twitter.

La Casa Blanca reclamó la presencia de Hollande y el entorno de Obama no se cansa de subrayar la importancia de este viaje para el presidente demócrata, ahora distanciado de otros importantes aliados europeos como Angela Merkel como consecuencia del espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) a la canciller alemana.

EE UU y Francia viven un romance que tuvo su punto culminante en agosto pasado, cuando Washington sopesaba atacar a Siria por el episodio de las armas químicas y se encontró con que París era el único amigo trasatlántico dispuesto a acudir a la llamada tras el sonoro 'no' de Reino Unido. John Kerry habló entonces del «más viejo aliado», y no para referirse a David Cameron sino a François Hollande.

Aprovechar el cara a cara

Meses antes, EE UU apoyó a Francia en su campaña militar en el norte de Malí contra el integrismo islámico armado, y ambos países comparten ahora planes para luchar contra la inestabilidad en el sur de Libia, para lo que se proponen entrenar de manera conjunta a tropas del Gobierno surgido en Trípoli despues de la caída de Muamar Gadafi. Incluso cuando han parecido mostrar desavenencias públicas en asuntos tan cruciales como la negociación para frenar el programa nuclear de Irán, no faltan analistas que ven más bien una actitud impostada de Francia para evitar que EE UU apareciera, una vez más, como el gendarme del mundo.

Seguro del cálido recibimiento al otro lado del Atlántico, Hollande emprende la primera visita de un jefe de Estado galo a Washington desde 1996, cuando Bill Clinton recibió a Jacques Chirac. No puede ignorar que su recién estrenada condición de presidente soltero concitará buena parte de la atención estos días. Él, a lo suyo, aprovechará el cara a cara para invitar a Obama a celebrar el 70 aniversario del Desembarco de Normandía en junio. Aunque, de momento, el líder del mundo libre mantendrá la incógnita.

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