Borrar
Roberto y Gonzalo, junto a Nicolai, de espaldas. / Jordi Alemany
Una abogada anónima paga la deuda y evita el desahucio de Nicolai y sus padres
DEBÍAN DOS MESES DE ALQUILER

Una abogada anónima paga la deuda y evita el desahucio de Nicolai y sus padres

La pareja gay y su hijo ucraniano adoptado reciben una oleada de solidaridad

AINHOA DE LAS HERAS

Miércoles, 20 de noviembre 2013, 10:51

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«No queremos recoger y recoger, estamos infinitamente agradecidos, pero ahora lo que necesitaríamos es un puesto de trabajo». Roberto y Gonzalo, el matrimonio homosexual que adoptó un niño ucraniano, que hoy tiene 15 años, se confiesan «desbordados» por la oleada de solidaridad que han recibido tras denunciar su situación en el periódico. «No pensamos que se iba a volcar tanto la gente», admiten.

Una mujer anónima, trabajadora de un despacho de abogados en pleno Expediente de Regulación de Empleo (ERE), ingresó ayer 1.500 euros en su cuenta de La Caixa para saldar la deuda por impago de dos meses de alquiler social, que ascendía a 816 euros. «El banco ha retenido 1.200 euros por los intereses», explicaban ayer. De esta forma, evitaron que la carta de desahucio, fechada para mañana, entrara en el Juzgado y se multiplicaran sus problemas hasta los 4.000 euros por los trámites y el procurador. Este era su quebradero de cabeza más inmediato. «Estamos infinitamente agradecidos, ojalá se solucione esto pronto y podamos devolverlo», declaran.

La centralita de EL CORREO recibió numerosas llamadas ofreciendo ayuda para esta pareja a lo largo de toda la jornada. Una viuda les daba 150 euros para que compraran una lavadora y dejaran de lavar a mano. Gonzalo confesaba que tenía las manos destrozadas de hacerlo. Otra mujer, vecina de Getxo, añadía 300 euros que habían juntado entre su marido y sus hijos. «Es terrible no tener para comer», lamentaba por teléfono. Elvira se ofrecía a darles lo que prefieran: «Si necesitan dinero o que les llenen la nevera y poner esa Barik en orden para que el chaval no tenga que venir andando desde Etxebarri». Todos coincidían en que deseaban mantenerse en el anonimato; son gestos «a los que no hay que dar propaganda», argumentaban.

«Para que el niño coma»

Sin saber aún que la deuda se había saldado, Verónica llamó interesada en un número de cuenta para ingresarles el dinero que necesitan entre hoy y mañana (por ayer y hoy). A media tarde, Roberto se mostraba emocionado y con la voz quebrada decía: «Gracias a vosotros estamos comiendo». El hombre recordaba la llamada de una pensionista que les entregaba 150 euros «para que el niño se alimente». Y recordaba: «No queremos el dinero para lujos, sino para comer y para que al niño no le falten unas zapatillas». En un arranque de rabia, Roberto lanzaba: «Que se den cuenta de cómo ni Lanbide ni las asistentas te echan una mano».

También llamó Susana, una antigua amiga de Roberto, con quien perdió el contactó y al que le reconoció «impactada» en las fotografías publicadas por el periódico. La mujer estuvo en el «bautizo» del crío. «Tengo un grato recuerdo de él, era una persona maravillosa, súper cariñoso, y cuando ha tenido dinero ha sido generoso con la gente». Susana también tiene dos perros y le llegó al alma que «no tengan ni para las vacunas». Jon, desde «el colectivo gay», también quiso echarles una mano.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios