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Anillamiento de aves en el parque de Salburua. /Iosu Onandia
El mal tiempo atrapa a miles de aves
a la espera de que escampe

El mal tiempo atrapa a miles de aves

El frío ha hecho que retrasen su migración y que las que anidan aquí no tengan insectos para alimentar a sus polluelos

ROSA CANCHO

Sábado, 1 de junio 2013, 04:40

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En el patio de mi casa tenemos desde hace dos semanas vecinos nuevos: un par de ánades reales que van y vienen. No es el único espacio urbano vitoriano invadido por la naturaleza salvaje. Hay aves, muchas más de las habituales, en cualquier parque. Y si uno se pasea por los humedales de Salburua o las colas de embalse no hacen falta ni prismáticos para ver ejemplares de multitud de especies. Esta explosión de vida tiene una desazonadora explicación: muchos animalillos están atrapados en el mal tiempo.

Según detalla Gorka Belamendia, responsable de Ataria, la lluvia y el frío de los últimos meses ha hecho que las aves que migraban desde África al Norte de Europa estén a la espera de que escampe. Han retrasado la cría, algo que debía ocurrir entre el 15 de marzo y el 15 de mayo, en sus cuarteles de primavera y están aquí haciendo tiempo. «Se ha roto una sincronía natural de miles de años entre los depredadores y sus presas y no sabemos aún si va a gozar de una correcta productividad», reflexiona el biólogo.

Cuando llueve, los insectos no salen de sus cobijos. No hay comida ni para los que anidan aquí ni para los que vienen del Sáhara. Como los víveres escasean, los pollos que ya han eclosionado las están pasando canutas. Sin larvas, no tienen energía suficiente para mantener calientes sus cuerpecillos y el mal tiempo no sólo no acompaña sino que agrava su situación. «Hemos contrastado que se están muriendo crías de garzas reales, halcones peregrinos, carboneros y herrerillos. Hemos visto esos nidos y no sabemos si también sus padres han perecido».

Y otros muchos de los sedentarios, de lo que viven permanentemente en la provincia, ni siquiera han hecho nido. «Los están haciendo ahora y deberían estar enseñando a volar a las crías. Se producirá otra asincronía, porque el tamaño de los pollos va acompasado al de las presas de manera que podrán comer una larva de oruga pero no un adulto grande».

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