El Ayuntamiento de Bilbao llevaba tiempo con la «mosca detrás de la oreja» ante la proliferación de vehículos en situación irregular utilizados por personas de etnia gitana que residen tras la estación de Zorroza, cerca del antiguo matadero. Por ese motivo, la Policía Municipal organizó ayer una redada en el transcurso de la cual requisó 13 automóviles ilegales. Todos carecían de seguro obligatorio y, entre ellos, tres ni siquiera habían pasado la ITV, uno incluso estaba ya dado de baja «definitivamente» en Circulación y otro tenía, además, una orden judicial de precinto. Varias grúas los trasladaron al depósito municipal, donde permanecerán hasta que sus propietarios -que asistieron entre protestas a su retirada- los pongan en regla y abonen las multas correspondientes.
La jefatura policial no quiso dejar ni un resquicio a posibles algaradas y montó un operativo sorpresa muy numeroso. Según confirmaron fuentes municipales, a las 17.00 horas una veintena de agentes -entre ellos algunos miembros de la unidad canina- ocuparon tanto el recinto de aparcamiento como las posibles salidas. Su llegada cogió desprevenidos a numerosos residentes, que se calentaban en torno a una hoguera hecha en el suelo.
Los guardias realizaron entonces un examen exhaustivo de cada uno de los 48 vehículos estacionados. Muchos eran furgonetas utilizadas para el transporte de mercancías a los mercadillos, que estaban en regla «porque nuestro pan depende de ellas», según afirmaba uno de sus propietarios. Pero también había coches de trabajadores de la zona, que asistían «con alivio» al despliegue policial. «Ya era hora, porque llevábamos años soportando que aparcaran en cualquier sitio y abandonaran aquí sus coches, que en ocasiones dificultan sobremanera la entrada de camiones a nuestra empresa», reconocía un empleado en un taller de calderería.
Los propietarios de los automóviles retirados, sin embargo, mostraban su malestar con la actuación municipal. «Nos tienen manía y solo quieren molestar», criticaba un joven que aseguraba que «todos los coches tienen sus papeles en regla, menos uno al que se le ha pasado la ITV y unos cuantos que están sin la póliza del seguro».
Según reconocieron, varios de estos coches se quedarán en el depósito ante la imposibilidad económica de sus dueños de asumir las pagos correspondientes. «Cómo vamos a pagar la multa si ni siquiera tenemos dinero para el seguro», lamentaban.
Niños sin colegio
Una madre, además, protestaba por la dificultad que, a su juicio, tendrán sus hijos para acudir regularmente a los colegios públicos de Rekalde y Basurto. «Como hasta aquí no llega ningún autobús, los llevábamos en los coches pero, ahora, muchos días se tendrán que quedar sin clase», clamaba. A su juicio, «lo que debe hacer el Ayuntamiento es dejarnos en paz y arreglar las calles, poner juegos infantiles y más servicios públicos», exigía otro residente.
Los afectados también denunciaban que, al dejarles sin coches, «al mismo tiempo nos han quitado nuestro medio de trabajo». La mayoría aseguró dedicarse a la venta de chatarra y al trabajo en los mercadillos «y muchos no vamos a poder afrontar los seguros y las reparaciones necesarias».
Aunque no todos en Zorroza opinaban de la misma manera. Algunos vecinos coincidían en que el barrio «no es un lugar para abandonar un automóvil, cuando en la misma chatarrería se encargan de darlos de baja». A su juicio, el traslado al depósito municipal de estos trece coches, «dejará espacio para que los demás no tengamos que aparcar encima de las aceras».