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La salida de históricos obliga a CC OO a renovar la ejecutiva
CAMBIOS EN LOS ALTOS MANDOS

La salida de históricos obliga a CC OO a renovar la ejecutiva

El sindicato vasco inicia hoy en Bilbao su X Congreso, al que asisten 299 delegados que representan a 53.000 afiliados

JOSÉ LUIS GALENDE jlgalende@elcorreo.com

Jueves, 10 de enero 2013, 10:01

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Dos dirigentes históricos de CC OO de Euskadi, Eduardo García y Jesús Uzkudun, abandonan la dirección del sindicato en el congreso confederal que la organización que dirige Unai Sordo celebra hoy y mañana en Bilbao. El relevo, por motivos de edad, obliga a la segunda central vasca a renovar la ejecutiva, a la que se incorporarán Mari Cruz Vicente como nuevo 'número dos' y Alfonso Ríos. El responsable de Negociación Colectiva, Javier López Irisarri, deja también la cúpula, igualmente por motivos de edad.

La reelección de Unai Sordo al frente de Comisiones por un periodo de otros cuatro años es prácticamente segura, dado que no se conoce la existencia de una segunda candidatura. La salida de Eduardo García, que ha desempeñado durante el último mandato la secretaría de Acción Sindical, además de ejercer como coordinador del área pública, supone la pérdida de uno de los dirigentes más influyentes del sindicato, donde ha desempeñado durante décadas puestos de responsabilidad.

Por su parte, la retirada de Jesús Uzkudun es otra pérdida de capital humano para la central de gran trascendencia, dado el papel que durante muchos años ha jugado en la responsabilidad de Salud Laboral. Baste decir al respecto que, según aseguraba ayer Unai Sordo, el departamento que dirige ha detectado el origen de más enfermedades profesionales en Euskadi que la propia Osakidetza.

El relevo de García y de López Irisarri recaerá en otra veterana dirigente del sindicato, Mari Cruz Vicente, durante 20 años responsable territorial de Álava y esposa del exsecretario general de CC OO de Euskadi Santiago Bengoa, que agrupará las responsabilidades de Acción Sindical y de Negociación Colectiva. A Uzkudun, según la propuesta de la comisión ejecutiva que deberá ser ratificada por los delegados del congreso, le sucederá el que ha sido hasta la fecha su 'número dos' en el área de Salud Laboral, Alfonso Ríos.

3.000 menos

Unai Sordo acude a la reelección con un sindicato cohesionado y con una afiliación de 52.953 trabajadores, casi 3.000 menos que hace cuatro años. Un descenso que atribuye a la crisis y a la pérdida de empleo en los sectores de la construcción y de la industria. Pese a esa caída, general en todas las organizaciones sindicales, la central ha mejorado, destacó, la tasa de penetración en la población ocupada vasca, donde ha pasado del 7,18% al 7,44%. Sordo recordó que, si se suma la afiliación de Comisiones de Navarra, otrora integrada en la de Euskadi, su central contaría con 69.000 afiliados.

En una comparecencia realizada ayer ante los medios de comunicación, en la que estuvo acompañado de la secretaria de Organización y Coordinación Federetiva, Loli García, y del responsable de Organización y Finanzas, Sabino Santolalla, el secretario general defendió la transparencia de las cuentas económicas del sindicato, sometidas con frecuencia a críticas desde algunas centrales vascas, en velada referencia a ELA.

CC OO de Euskadi, destacó, se financia con fondos propios en un 84% -el 80% procede de las cuotas- y las subvenciones públicas que recibe representan el 16% de sus gastos. Advirtió que las partidas destinadas al funcionamiento sindical están totalmente separadas de las que recibe para gestionar la formación profesional -8.442 trabajadores participantes entre 2009 y 2011-, que ascendieron a 8,7 millones en tres años y que «son justificadas en su totalidad», además de ser auditadas y controladas por cuatro fuentes y métodos diferentes.

El dirigente sindical arremetió contra los sectores que en los últimos tiempos reclaman la desaparición de las subvenciones públicas a los sindicatos. Recordó que estos cumplen un papel legal y constitucional y que esos fondos contribuyen a compensar el esfuerzo en negociación colectiva -que afecta a todos los asalariados- y en la participación en las instituciones en que se definen las políticas de empleo y otras materias. Por ello, tachó de «reaccionario y profundamente derechista» cuestionar el papel de las centrales.

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