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Ola de dolor
CRÍTICA DE CINE

Ola de dolor

ANTÓN MERIKAETXEBARRIA

Viernes, 12 de octubre 2012, 04:56

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El devastador tsunami que atrapó a un matrimonio y sus tres hijos la mañana del 26 de diciembre de 2004, en Tailandia, está recreado de forma contundente por el joven director Juan Antonio Bayona y sus colaboradores, hasta el punto de que durante la primera hora de proyección sumerge al espectador, literalmente, en aquella ola gigantesca que propició una de las mayores catástrofes naturales a escala mundial de los últimos tiempos. Ese tremendo impacto de la primera parte cunde en el ánimo del espectador, que ya no pierde comba a la hora de asistir sobrecogido al drama sufrido por la superviviente familia protagonista a lo largo y ancho de la película.

El agua que todo lo inunda, las montañas de escombros que rodean a los protagonistas, la tensión inherente a una situación límite tan angustiosa, la misma entereza demostrada por cuantos intervienen en la espantosa tragedia -sobre todo por lo que respecta a una Naomi Watts muy en su papel y a un convincente Tom Holland-, alcanzan cotas realistas perfectamente logradas por el talentoso autor de 'El orfanato'. Su potencia descriptiva está fuera de toda duda, lo mismo que la utilización de unos efectos especiales supeditados en todo instante a la índole del relato.

Dramáticamente, 'Lo imposible' está muy cerca de las superproducciones catastrofistas que todos conocemos. Sin embargo, el realizador no pierde de vista en ningún momento la vertiente humana de los personajes, el lado vital de una corajuda familia -representante de muchas otras-, que luchan contra viento y marea a pecho descubierto. Y nunca mejor dicho. En ese sentido, la sólida precisión de su escenografía, donde cada plano, cada secuencia, es como un corte de escalpelo, realza una película filmada con elegancia, sin caer en la complacencia o en tremendismos gratuitos. Asimismo, podría suponer una advertencia a los humanos por parte de la tan maltratada madre naturaleza, que ya deberíamos saber que no hace nada en vano.

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