Tan amigas

De 'aperitivo' prepararon en directo un dim sum, unas empanadillas chinas. Y a eso de las nueve menos veinticinco, cuando ya nos rugía el estómago desde dos horas antes, sirvieron el plato fuerte. Mariló Montero devolvió ayer la visita a Anne Igartiburu en lo que fue la escenificación del 'perdón' después de la tensa entrevista de la semana pasada. Montero llegó con 'escolta', Luis Gutiérrez, el doctor de 'La mañana de La 1', porque la excusa era la presentación del libro 'Saber cuidarse'. Pero ninguna de las dos obvió lo evidente, que estaban allí para zanjar el debate que ha dividido en dos a los de casa: a favor de Anne o a favor de Mariló, con más adhesiones para la primera.

Se adelantó la agraviada al recibir en plató a Montero con un sentido gesto de cariño: «Me van a permitir pero tengo que dar un abrazo a una compañera», dijo. Y en los diez minutos que duró la entrevista Anne intercaló preguntas sobre el libro y alusiones al rifirrafe de hace una semana, cuando Montero le preguntó a Igartiburu si se veía «oxidada después de 15 años dando paso a vídeos». «Una metedura de pata», entonó el 'mea culpa' la periodista navarra.

Igartiburu había anunciado la visita de su compañera de cadena en el arranque del programa '+Gente', «después de una semana en la que las dos hemos sido protagonistas». Aunque no le dio paso hasta los últimos quince minutos. ¡Si hasta pusieron antes un resumen del capítulo de 'Isabel'! Pero no era revancha, sino una forma de 'rentabilizar' el desencuentro televisivo que ha alimentado siete días de debate y que seguirá otros dos o tres -mientras hablaban se sobreimpresionaban mensajes de Twitter: 'Anne vs Mariló, segundo asalto en directo'-.

Falta le hace, porque en su primera semana en emisión, '+Gente' ronda el medio millón de espectadores y no llega ni al 6%, cifras de risa al lado de las que hace su principal competidor, Jorge Javier Vázquez, que se mueve en los dos millones con 'Sálvame'.

TVE no acostumbra a dar cancha a las polémicas extratelevisivas pero ayer hicieron una excepción. 'Calentaron' la entrevista anunciándola con rótulos varias veces y la aguantaron hasta el final. Como era obligado, Anne preguntó sobre los consejos y curiosidades del libro (¿saben que La Gioconda padecía bruxismo?) pero guardó un ratito para la reconciliación. Empezó leyendo la dedicatoria que le había hecho Mariló en el libro: 'Para mi compañera Anne, salud y suerte, con todo mi cariño'. La leyó Igartiburu en voz alta, «para todo aquel que tenga algo que decir» y luego le tomó la mano a Montero: «Estate tranquila, estoy para lo que quieras».

Se portó Anne como una anfitriona generosa y edulcoró el encuentro con palabras y gestos. «No hay ningún tipo de rivalidad. Nos vemos todos los días por los pasillos, me pregunta cómo esta la peque... Aunque luego vamos al plató y pasa lo que pasa», fue el único dardo que le lanzó. «Sin mala intención. Todo se magnifica», se disculpó Mariló. «La conozco, y sé que ella pregunta así». «¡A mí me lo van a decir...!», rompió divertido el 'encanto' el sufrido doctor Gutiérrez. Y ya todo fueron sonrisas, ni rastro del rictus del otro día.

Montero no se explayó con las disculpas porque ya lo había hecho dos veces, primero en privado por teléfono y este fin de semana en un artículo de opinión en el que confesó su «pecado»: «Expresé una agresividad que no se corresponde con mi talante ni con los méritos profesionales de Anne». Y tan amigas.