Los duques de Palma y sus 'líos' con el servicio doméstico

Iñaki Urdangarin y su esposa, Cristina de Borbón, no se sentarán en un banquillo de acusados por fraude a la Seguridad Social, pero no será por falta de pruebas. La Fiscalía y la acusación particular del 'caso Nóos' no van a tratar de imputarles por esas supuestas irregularidades porque han prescrito y porque lo defraudado no llega a los 120.000 euros, cantidad mínima para hablar de delito. Pero los indicios de los presuntos chanchullos que hicieron con el servicio doméstico son más que «palmarios», según fuentes de Anticorrupción. Y ahora, además, estas acusaciones están ratificadas ante el juez de instrucción, José Castro.

La declaración de la ecuatoriana nacionalizada española Elsa Sánchez la pasada semana en Barcelona fue, probablemente, la más delicada para la hija del Rey aunque pasó desapercibida dentro de la avalancha de diligencias realizadas a contrarreloj en la capital catalana. Todas las fuentes consultadas coinciden en que sus revelaciones no tienen relevancia jurídica, pero dan buena cuenta del día a día en la residencia de los Urdangarin-Borbón.

Según los documentos judiciales, Sánchez se ratificó en las acusaciones que la inmigrante ya hizo en sede policial. En 2004 hizo una entrevista de trabajo en la que estuvo presente el matrimonio y en la que se le advirtió de que, si entraba en la casa como empleada del hogar, trabajaría sin contrato.

Trabajos 'en negro'

Siempre según la testigo, superó la entrevista y la semana de prueba. Luego siguió trabajando 'en negro' hasta que un día se cansó y reclamó a los duques un contrato porque estaba a las puertas de conseguir la nacionalidad. Urdangarin le dio de alta en la Seguridad Social, pero no de asistenta, sino como telefonista en Aizoon, su inmobiliaria. La joven hispano-ecuatoriana confesó ante el juez que jamás ejerció esas funciones. Sánchez figuró entre 2004 y 2007 como miembro de la plantilla de Aizoon, la inmobiliaria con sede en el propio palacete de Pedralbes. Pero la mujer aseguró que en esa casa no había nada parecido a una oficina, ni trabajadores, ni ordenadores, ni despachos.

Nunca antes alguien al servicio de los duques de Palma había sido tan claro, aunque no era la primera vez que fiscales y juez escuchaban historias sospechosas sobre los empleados de la inmobilaria. Solo horas antes que la joven ecuatoriana, pasaron ante el magistrado Monalisa y Lucian Catalin Nonosel, el matrimonio rumano que trabajó para los Urdangarin-Borbón desde 2005 hasta 2009.

A diferencia de Elsa Sánchez, la pareja rumana se mostró fiel a sus patrones e hizo lo que pudo por exculparles. Los dos explicaron al juez que, aunque al principio hacían labores del hogar, el duque les propuso una suerte de ascenso y les contrató como «auxiliares administrativos». Aseguraron que trabajaron en las oficinas de Pedralbes, las mismas que Sánchez dice que no existían. Y que allí hacían labores como recoger el correo, conducir coches, ordenar archivos o hacer de asistentes de la compañía.

Ni el fiscal ni el juez creyeron demasiado esa versión. En poder del instructor ya obran los mails que en febrero de 2008 intercambiaron la asistente de Urdangarin, Julita Cuquerella, y el contable de la trama Nóos, Marco Tejeiro, a cuenta de la orden de la Seguridad Social para embargar las cuentas del matrimonio tras comprobar que los rumanos trabajaban en Pedralbes sin cotizar. «Al final conseguimos pararlo sin pagar nada y dándoles de baja con fecha de abril del año pasado», relataba en uno de esos correos Cuquerella a Tejeiro. «Fue un auténtico lío. Estuve una mañana entera de papeleos y de un sitio a otro porque resulta que ya habían dado la orden de embargo de la cuenta de Iñaki y doña Cristina, Imagínate!!!!!».