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El cáncer de pulmón está ligado en un 95% al consumo de tabaco. La deshabituación es el mejor antídoto. :: EL CORREO
SALUD

Sobrevivir al cáncer de pulmón

El desarrollo de terapias a la carta convertirá el tumor pulmonar en una enfermedad crónica en diez años

FERMÍN APEZTEGUIA fapezteguia@elcorreo.com

Miércoles, 20 de junio 2012, 10:35

El tumor más temido también es vulnerable. Los avances clínicos de los últimos diez años permiten pensar que el cáncer de pulmón se convertirá en una enfermedad crónica en la próxima década. El uso de fármacos cada vez más sofisticados, adaptados a las necesidades específicas de cada paciente, ha permitido comenzar a cambiar el panorama de esta patología de manera radical. Sólo unos pocos enfermos se benefician, de momento, de las ventajas de las terapias biológicas y no todos ellos logran los mismos beneficios para su salud. Los profesionales que trabajan en la lucha contra el cáncer están convencidos, sin embargo, de que se respiran por fin tiempos de cambio en el tratamiento de esta enfermedad.

«No nos vamos a engañar. Hablamos de una patología seria y de terapias que todavía llegan a un número limitado de pacientes, pero hemos dado un salto de gigante. Hace veinte años no podíamos hacer nada por ellos y ahora se habla cada vez más de que es posible convertir también ésta en una enfermedad crónica. Estamos, sin duda, en el comienzo de una nueva era». Así de tajante se muestra el jefe del servicio de Oncología Clínica del hospital de Cruces, Guillermo López Vivanco, que participó ayer en el primer Encuentro con Expertos de la Salud de EL CORREO, que reunió en las instalaciones del periódico a un grupo de especialistas, encabezado por el consejero de Sanidad, Rafael Bengoa. La sesión, con el título genérico de 'Cáncer de pulmón, un reto global', abordó cuestiones diversas, desde la necesidad de lograr un diagnóstico más temprano hasta la opinión de los pacientes sobre los tratamientos.

El de pulmón, el tumor que más vidas se cobra cada año, es un cáncer difícil de diagnosticar por lo complicado que puede resultar para un afectado darse cuenta de que padece un problema tan grave. Tos, dificultades para respirar, quizás un dolor en el pecho, cansancio y pérdida de peso no son señales que resulten extrañas a un fumador. Ni a alguien que no lo sea. «No da síntomas y los que da se pueden confundir fácilmente con un simple catarro. Es una enfermedad difícil de ver no sólo para el paciente, sino también para el médico de Atención Primaria», argumenta el especialista Alejo Cassinello, director médico del departamento de Oncología de laboratorios Lilly, patrocinador de la jornada.

Detectarlo a tiempo

En los últimos años han sido varios los intentos llevados a cabo, alguno de ellos en España, en busca de mecanismos que permitan detectar a tiempo la enfermedad. Un tumor pulmonar descubierto de forma temprana puede superarse con cirugía, mediante la extirpación de la zona afectada. Pero, ¿a quién operar? Una de las fórmulas que se estudiaron consistió en someter a los pacientes de riesgo, fumadores de 30 cigarrillos diarios, a pruebas de escáner con baja radiación. No resultó. «Aparecía mucho nódulo que había que controlar y daba mucho falso positivo. Te obligaba a intervenir a pacientes que no tenían un tumor, sino un quiste», explica el oncólogo Jesús Alfaro, del Instituto Onkologikoa de San Sebastián. «La mejor prevención está en nuestras manos. Sólo con no fumar, el número de casos se reduciría entre un 85% y un 90%».

El jefe del servicio de Oncología Médica del hospital Donostia, Josep Piera, incide en esta idea. «A principios del siglo XX, el tumor pulmonar era algo extraordinariamente raro. Se conocían otros, como el de estómago, mama, piel y cuello uterino. ¿Qué pasaba? Algo tan sencillo como que no se había extendido el hábito de fumar», subraya el experto. La realidad de hoy es bien distinta. Según los datos facilitados por el Gobierno vasco, el cáncer de pulmón es el segundo en incidencia en Euskadi, por debajo de los de colon en los hombres y mama en las mujeres, pero también el que mayor mortalidad se cobra.

Los casos se han reducido en los hombres (60% del total) y aumentado en las mujeres (40%), pero la incidencia global sigue aumentando. En 2008, el último año evaluado por Sanidad, el registro vasco contabilizó 1.107 cánceres en hombres y 262 en mujeres. Si a estas cifras se añaden las víctimas mortales por tumores de tráquea y de bronquios, ligados también al consumo de tabaco, el resultado es «espeluznante», como lo definió la directora vasca de Salud Pública, Mertxe Estébanez. En 22 años, las muertes por cánceres de cigarrillo se han duplicado en los varones y multiplicado por cuatro en las mujeres. «Deberíamos hacer ver a la industria tabaquera como auténticos delincuentes y atrevernos a prohibir la comercialización del tabaco», clamó.

La esperanza de vida tras el diagnóstico se sitúa para la mayoría de los pacientes en ocho meses. El motivo para el optimismo de clínicos e investigadores está puesto en el 15% que logra vivir más de 5 años, lo que los especialistas llaman supervivientes de largo recorrido. En pacientes concretos de este grupo se han probado los primeros fármacos dirigidos contra alteraciones moleculares concretas, que han abierto las puertas a los 'tratamientos a la carta' y a la posibilidad de convertir el cáncer de pulmón, «en algunos casos», en una enfermedad crónica. «El futuro es prometedor», destaca el oncólogo de Cruces Sergio Carrera.

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