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Pirados y fumados
CRÍTICA DE CINE

Pirados y fumados

ANTÓN MERIKAETXEBARRIA

Domingo, 17 de junio 2012, 03:50

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El joven e hiperactivo Judd Apatow, productor de 'Superbad' y director de 'Virgen a los 40', entre otras, es uno de los financieros de 'Sácame del paraíso', trillada comedia protagonizada por la típica pareja neoyorquina en crisis, que decide probar suerte en otra parte. Al fin recalarán en una especie de comuna de antiguos hippies, bastante pirados y fumados, que llevarán a ambos tortolitos a un situación desesperada, pero menos. La comedia americana actual está siendo frecuentada por directores de segunda fila, haciendo caso omiso de los grandes clásicos de tan excelso género, firmados por talentosos realizadores, lo cual da pruebas de la ignorancia de muchos de ellos.

Es el caso del poco inspirado David Wain, máximo responsable de 'Sácame del paraíso', incapaz de elevar el bajo listón de un guión visto una y mil veces, perjudicado asimismo por una escenografía plana, cuya tramoya deja bien a las claras la falta de ideas originales a la hora de despachar el embrollo. A partir de ahí vale todo, desde el chiste fácil hasta los recursos 'sexys' más complacientes, supeditados en todo instante a la posible química entre la convencional Jennifer Aniston y el soso Paul Rudd, ambos tan desmañados como toda la comedia.

Porque el cachondeo parece indestructible y lo 'artístico' de esta cinta es de suponer que se refiere a la 'humanidad' de los personajes, que parecen sacados de la vida -americana- misma. Y si alguien lo pone en duda que se pregunte para qué diablos el director dedica tanta atención a los pequeños detalles cotidianos que, rara vez, aportan algo nuevo a la caracterización de los personajes. O por qué unos actores de cierta categoría -incluido el veterano Alan Alda en el papel de pasado de vueltas Carvin- interpretan de forma tan histriónica todas las situaciones, al parecer obsesionados por la veracidad de sus gestos, y resultan absolutamente enfáticos e inaguantablemente divos. Un enredo, en suma, que es como la zancada del cangrejo, que avanza siempre de lado.

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