Ángeles de acero

Era inevitable que algunos de los más populares superhéroes del cómic se reunieran algún día en la gran pantalla para luchar todos juntos -y revueltos- contra los villanos de turno. Es precisamente lo que sucede con 'Los vengadores', superproducción de la Marvel en la que Iron Man, el Capitán América, Thor (y su martillo pilón), Hulk, la Viuda Negra y Ojo de Halcón trabajan en equipo. Pero el verdadero héroe de esta franquicia es su director, Joss Whedon. Y es que, para los 'geeks' de medio mundo, sólo el guionista de 'Titan A.E.' (2000) y director de 'Serenity' (2005) podía sacar adelante este espectacular desfile de estrellas del género fantástico, para disfrute de sus admiradores.

La primera impresión que produce la visión de 'Los vengadores' es la de un carrusel de emociones, protagonizado por ángeles de acero, que se comportan como niños a la hora de jugar, para aportar sus superpoderes a la victoria del Bien sobre las fuerzas del Mal. Un pasatiempo simpático donde los haya, que utiliza los recursos del cómic, la acción, el diseño y los efectos digitales de última generación para articular un producto rabiosamente comercial, que no resiste el menor análisis, es cierto, pero que no se avergüenza de serlo y que sirve para pasar un rato la mar de entretenido.

Como es lógico, es la heredera natural de otros títulos del mismo estilo, a los que homenajea sin recato, al tiempo que agita en el túrmix de una escenografía demoledora, acción, diálogos chispeantes, aventura, fantasía y 3D. Ahora bien, encontrar en el cine actual una película sobria, filmada con serenidad, sin estridencias, realizada a base de planos que duren algo más que unos pocos segundos, parece misión imposible. Aún así, la mejor defensa que se puede hacer de esta película es simplemente verla como metáfora de por qué el cine -arte e industria- en los apocalípticos tiempos que corren necesita de estos futuristas vengadores, con sus dosis de violencia, humor, consumismo y pura y dura diversión.