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OCTAVIO IGEA oigea@elcorreo.com
Martes, 27 de marzo 2012, 15:08
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El cambio en los hábitos sociales va a provocar que la Diputación se vea obligada a «replantearse» el modelo de cuidados que se ofrecen a las personas mayores en Bizkaia. La diputada de Acción Social, Pilar Ardanza, aseguró ayer que el sistema de atención foral no requerirá la construcción de nuevas residencias durante los próximos años, porque las familias han empezado apostar «mayoritariamente» por cuidar a sus parientes en casa. Los datos avalan el cambio de tendencia. Las solicitudes de ayuda económica que brinda la ley de Dependencia para subvencionar los cuidados en el entorno familiar han pasado de 20 a 11.000 en apenas cinco años.
Acostumbrados a los ingresos en centros de día y residencias permanentes, las ayudas domésticas fueron una de las grandes novedades de la Ley de Dependencia que entró en vigor en 2007. «Aquello que debía ser una excepción se ha convertido en normal, y va a más», confirmó Ardanza. Sólo en los últimos cinco meses las peticiones se han incrementado un 37,5% hasta alcanzar una cifra imprevisible hace un lustro. Ya hay más dependientes atendidos en sus casas que en las residencias de titularidad pública (10.250 plazas).
El cambio «filosófico» que afronta el Departamento foral de Acción Social ya fue sugerido por la responsable del área hace algunos meses, cuando presentó las líneas maestras que guiarán las actuaciones de su equipo en la presente legislatura. Pero Ardanza lo confirmó definitivamente ayer en las Juntas Generales, donde cuantificó la caída de la demanda para explicar la paralización de un proyecto con el que la Diputación pretendía construir una residencia en Ereño. «No tenemos afán por construir edificios que no sabemos si podremos llenar, hay que optimizar recursos y adaptarse a las necesidades», precisó la diputada.
La residencia de Ereño era una de las tres que Acción Social planeaba levantar en 2012, las últimas hasta nuevo aviso. Finalmente, el centro de Busturialdea, una instalación experimental, con servicio para mayores y discapacitados intelectuales, se quedará en el cajón dado su elevado coste -4,1 millones de euros- y el crecimiento de los cuidados en el hogar. «Es una opción personal, la realidad es que la gente quiere estar en casa», reconoció Ardanza, cuyo departamento destina este año algo más de 50 millones de euros para las ayudas a la dependencia.
150 inmuebles
Ante el nuevo panorama abierto, la Diputación prevé inaugurar el próximo otoño las nuevas residencias para mayores de Ondarroa y Güeñes. Y cruzar los dedos. «Vamos a ver si se llenan», reconoció la responsable de Acción Social. Con los dos nuevos inmuebles, la red pública de centros alcanzará los 150 locales. «Tenemos 470 plazas más que en 2010 y, actualmente, las previsiones dicen que serán suficientes durante un tiempo», concluyó Ardanza.
Desde la oposición, la portavoz de Bildu, Zuriñe Gaintza, advirtió que, si no se crean nuevas plazas externas, «los mayores que están en casa no tendrán opción de elegir». «Ereño era una oportunidad fantástica», lamentó. «Hay zonas en las que funciona la lista de espera y centros con plazas vacías», agregó el popular Eduardo Andrés. «El año pasado aún se pensaba en construir en Ereño, ¿a qué viene un cambio tan repentino», cuestionó el socialista Juan Otermin. «La situación general era otra cuando se planteó el proyecto», respondió la jeltzale Ana Esther Furundarena.
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