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José María Adán charla con dos mujeres en La Barranca; a su lado, con gabardina, Carlos Bonet. :: IER
José María Adán García : «Traté de abrir un espacio en el que todos tuvieran cabida»
LA RIOJA

José María Adán García : «Traté de abrir un espacio en el que todos tuvieran cabida»

'Reformista azul' y abogado de prestigio, respaldó cambios de gran calado para la sociedad riojana en el inicio de la transición Primer gobernador civil de La Rioja tras el franquismo

MIREN BORONAT

Domingo, 11 de marzo 2012, 03:46

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Llegó de Pontevedra y permaneció en Logroño por un breve espacio de año y medio, en un tiempo en el que los cambios surgían a un ritmo trepidante. José María Adán fue el primer Gobernador Civil de La Rioja después del franquismo. Ahora, el Instituto de Estudios Riojanos ha publicado EL libro 'La transición en La Rioja. Memorias', en el que Adán repasa aquella época.

-¿Era la riojana una sociedad estable en los años de la transición hacia la democracia?

-En efecto. Se trataba de una sociedad estable, con un buen nivel de vida: los parados representaban el 0,6 por ciento frente al cinco de media en España.

-Pero esos años primeros tras la muerte de Franco no estuvieron exentos de conflictos.

-Recuerdo algunos, cuya trascendencia no fue más allá del ámbito provincial: la huelga de los agricultores, con la salida de los tractores a la calle, la del sector hostelero, algún conato en el Colegio Universitario y poco más.

-Se introdujeron cambios de gran trascendencia en un período relativamente corto de tiempo.

-Claro, se estrenaban muchas cosas: la primera manifestación autorizada, el primer mitin de los diversos partidos políticos, la constitución de los nuevos sindicatos, las asociaciones culturales, el referéndum para la Ley de Reforma Política, las primeras elecciones democráticas... Hubo un cambio profundo de todas las estructuras sociales y políticas.

-¿Cómo se desarrolló lo que usted mismo denomina como su 'desembarco en La Rioja'?

-Lo llamo así porque fui marino en mi juventud. Y mi historia entonces se desarrollaba de una forma paralela a la de mi generación: éramos jóvenes rebeldes, nos llamaban los 'reformistas azules' del Régimen, y desde muchos años antes veníamos propugnando la apertura del sistema y el establecimiento de la democracia.

-¿Se trataba de reformar desde dentro?

-Sí. Desde fuera, desde la oposición, había pocas posibilidades de cambiar nada. En otros países, como Rusia, ha sucedido después algo similar.

-Usted estaba en el Consejo Nacional y en las Cortes.

-Sí. Primero me enviaron a Pontevedra, pero solicité un destino más cercano a mi tierra para poder cumplir con mis responsabilidades como consejero y procurador por Valencia. Y así recalé en Logroño.

- Desde agosto del 76 hasta enero del 78, ¿por qué fue tan breve su estancia?

-Los 'reformistas azules' abrimos las puertas del sistema a la participación de todo el mundo. Pero llegaron unas familias políticas, pertenecientes a la derecha, con grandes ansias de poder y cuyo primer fin era terminar con los reformistas. El primero en caer fue el propio Adolfo Suárez.

-¿Abrió la puerta, entraron y lo echaron fuera?

-Así fue. Y con él salimos todos los demás.

-¿Le resultó fácil relacionarse con los políticos riojanos?

-Creo que fui una persona bastante abierta, con gestos que demostraron ese espíritu de ofrecer un espacio en el que todos tuvieran cabida.

-Gestos como el del cementerio de La Barranca.

-Sí, terminé con la prohibición de rendir allí homenaje a los muertos en la guerra y lo convertí en cementerio civil. También restituí la estatua de la Libertad de Cenicero, encerrada en la cárcel durante cuarenta años. Convocamos el Polo de Desarrollo, acometimos el pantano de Pajares, el Colegio Universitario de Logroño, el Plan de Tierras Altas, el Milenario de la Lengua... Fue un tiempo apasionante y yo entré con muchas ganas de trabajar.

-¿Existía esa sintonía también entre los distintos grupos?

-Más entre unos y otros que dentro de cada uno de ellos, donde se producían las luchas de poder. Me entrevisté con Santiago Carrillo en Logroño; y con el presidente del Partido Comunista de España en la provincia, Rafael Gómez Soria, quien llegó a declarar en la prensa que había sido «el mejor gobernador civil que hemos tenido». Todos pasaron por mi despacho y con todos dialogué cordialmente.

-¿Cómo fue la despedida?

-Llegado el relevo, los cuatro periódicos que se editaban y 'El Cicerone Riojano' coincidieron en sus elogios y para mí también fue muy grato: la tierra, las gentes... Las peñas logroñesas me nombraron 'peñista de honor' y también me brindaron ese reconocimiento en el Círculo de la Amistad. Conservo muchos recuerdos y muy buenos amigos.

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