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Los visitantes hacían cola ayer bajo la lluvia para disfrutar de la exposición del artista manchego, inaugurada el pasado 10 de octubre. :: J. Alemany
Los últimos de Antonio López
130 obras expuestas

Los últimos de Antonio López

El Bellas Artes clausura la muestra del artista manchego y bate su récord de visitantes

MARÍA ZÁRATE

Lunes, 30 de enero 2012, 07:48

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Primero fue el nuevo horario nocturno los viernes y sábados hasta las 22 horas; después, la apertura de los lunes, habitual jornada de descanso; y finalmente, prolongar una semana más la duración de la exposición. El Bellas Artes se esmeró desde el primer día del estreno en contentar con medidas extraordinarias a los miles de visitantes que han pasado por la muestra de Antonio López. Y no es para menos: las 209.531 entradas vendidas la convierten en la más vista de la historia del museo bilbaíno, por encima del récord que batió la de Joaquín Sorolla con 135.000. Después de cuatro fructíferos meses, el artista manchego quiso ayer decir adiós en persona a sus 130 obras expuestas y despedirse así de los cientos de admiradores que se afanaban por conseguir una fotografía e intercambiar con él alguna que otra palabra.

En el hall del museo, al lado de la escultura de la cabeza de su nieta Carmen, una decena de universitarios de Pamplona rodeaba en silencio la pequeña figura de Antonio López. En el centro, el más bajito de aquel grupo -que reunía cada vez a más curiosos-, respondía con paciencia a las preguntas de los estudiantes que lo contemplaban con admiración. «Lo que tú sientas es lo que verás en mis cuadros», le contestó a uno de ellos. La inesperada presencia de López los dos últimos días de la exposición puso el broche final a la muestra que cerró ayer sus puertas con sobresaliente.

Inesperada aparición

«Estoy muy emocionado y muy contento con el resultado», se felicitaba el artista mientras firmaba autógrafos en libros, postales, marcapáginas y el folleto del Bellas Artes. «¡Está aquí, es él, es él!», exclamaba incrédula una señora. Su aparición ante la atónita mirada de los visitantes fue un bonito gesto con los bilbaínos que se mostraron en todo momento muy agradecidos con el artista manchego.

A las once, una hora después de la apertura del museo,, el contador de la supervisora de la sala BBK, Cory Mangue, marcaba ya 195 y subía hasta 395 personas 40 minutos más tarde. «Hoy está más tranquilo que ayer, pero sigue estando muy lleno», afirmaba Mangue, ajena al alboroto que despertaba López a su paso por el hall. «Muchos se hacen los despistados e intentan entrar sin ticket, pero los pillo a todos», aseguraba orgullosa la empleada del Bellas Artes. En el interior, cientos de personas admiraban y observaban los óleos, las pinturas y las esculturas del genio realista de Tomelloso.

Kristina Martinsen, de Washington, e Ilze Zigele, de Letonia, no quisieron faltar a la última cita con López. «En Estados Unidos, cualquiera que aprecie un poco el arte sabe perfectamente quién es Antonio López», aseguraba la estudiante americana. Esta es su segunda visita a la muestra y para la clausura del domingo hizo de guía a su amiga letona que viajó desde Logroño hasta Bilbao para descubrir «por qué se habla tanto en España de este pintor».

Lleno todos los días

Para Antonio Candelas, uno de los vigilantes de seguridad, ayer fue un día como cualquier otro desde que la colección de López aterrizó en Bilbao. «Llevo trabajando aquí tres años y nunca antes se habían cortado las colas tantas veces como ahora», reconocía Candelas sin quitar ojo a un niño que se acercaba demasiado a un cuadro. «Hay lleno todos los días, Antonio López no nos ha dado ni un solo día de descanso», se quejaba entre risas. El vigilante ha tenido que lidiar con atrevidos que osaban tocar las esculturas y sobre todo con sorprendentes protestas del estilo «pero si hemos pagado, ¿por qué tenemos que hacer cola y por qué hay tanta gente?».

A pesar de que el tiempo no acompañó durante la jornada de esta especial despedida, españoles y extranjeros formaron colas de hasta diez minutos para ver la colección. Al mediodía, unas 960 personas ya habían pisado la pinacoteca bilbaína. José Luis y Maite vinieron desde Navarra a pasar el día entre museos. Primero el Guggenheim y después el Bellas Artes. «Lo hemos ido dejando hasta hoy que era la última oportunidad y no nos lo queríamos perder», confesaba Maite. Su marido ya visitó en el 2001 el Reina Sofía pero quería repetir la experiencia: «Me encantan sus cuadros hiperrealistas, es difícil dejar de mirarlos».

¿Cuántos han podido contar que vieron durante una muestra a su propio creador saludando a todos con los que se topaba? Muy pocos. Pero desde el pasado sábado hasta ayer, unos privilegiados más que, con suerte, vieron y escucharon esa voz casi en susurros de Antonio López. Hoy se desmontan del museo las 130 obras de la colección de López, el mayor éxito de la pinacoteca bilbaína desde su inauguración. A partir del próximo mes de octubre, el Bellas Artes concederá el protagonismo a Fernando Botero, conocido como 'el pintor de las gordas' o «voluminosas», como él las prefiere llamar. El 'efecto López' será difícil de superar.

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