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Cilicio satánico
CRÍTICA DE CINE

Cilicio satánico

ANTÓN MERIKAETXEBARRIA

Domingo, 29 de enero 2012, 03:29

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Película gótica enmarcada en el interior de un convento, que alimenta su inspiración de dos pulsiones: una basada en la represión de los instintos y otra que la empuja al desorden. 'El monje' se convierte así en una inusual variante del 'thriller', protagonizado por un huérfano recogido por unos monjes cistercienses que, con los años, se convierte en el casto hermano Ambrosio, hasta que inicia el camino a la perversión tras su encuentro con Satanás. Una trama laberíntica, muy luminosa en las escenas exteriores y negra como boca de lobo en las interiores, infunde carácter a esta película, en la que Vincent Cassel parece tentado por las brumas de las fantasías misteriosas que han perdurado a lo largo de los siglos.

Viendo 'El monje' se tiene la desoladora sensación de estar en celdas, criptas y pasadizos vacíos y, sin embargo, pobladas de fantasmas, donde también se inserta el mito de Fausto, mientras que la represión, la intolerancia y la crueldad se instalan a sus anchas. Tengamos en cuenta que la acción se sitúa en la España del siglo XVII, cuando la Santa Inquisición -tribunal eclesiástico establecido para inquirir y castigar los delitos contra la fe- campaba por sus respetos con total impunidad.

Asimismo, la creación de atmósferas tenebrosas tiene su intríngulis en el desarrollo de 'El monje', personaje encarnado de forma austera por Cassel, más contenido que en otras ocasiones, al tiempo que a los elementos místicos se oponen las tentaciones de la carne. Descrito todo ello mediante imágenes barrocas, bañadas por una luz espectral, sobre todo en las secuencias que tienen lugar en un cementerio de pesadilla, donde las tinieblas alcanzan notable espesor. Quizás, la imperiosa necesidad de actualizar la trama con elementos contemporáneos lastre de algún modo una película que, en cualquier caso, atesora momentos de cierta intensidad, realzados por un estilo como de forja tensa, imbricado en un cuento fantástico que rezuma un asfixiante aroma a azufre.

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