Concierto serio

El final de año significa la comparecencia del esfuerzo de AMAK (Asociación Musical Alfredo Kraus) en congregar a artistas y orquestas para celebrar su anual representación. En esta ocasión no se pudo contar con la BOS y por ello tuvimos la novedad de apreciar a otra orquesta -la Clásica Santa Cecilia- que, sin duda, también nos satisfizo. En general se puede decir que se contó con la calidad en la interpretación y ejecución de la Misa de Gounod, pues no en vano en el fondo del escenario se ubicó el Orfeón Donostiarra. En sus contadas intervenciones los solistas tuvieron una participación destacada tanto la soprano Barbé en el Benedictus cantado con legato y dulzura como el tenor Tomé en el Santus. En realidad fueron los momentos en los que se escuchó bien a ambos. A la soprano su voz delicada y ligera y al tenor la suya lírica y brillante. Lo decimos porque en la segunda parte el protagonismo del Orfeón y de la orquesta fue avasallador y los solistas tuvieron que esforzarse para que les pudiéramos escuchar. El maestro Saiz Alfaro, cómodo con el Orfeón, no atendió en esa comodidad canora a los intérpretes de los solos. Fue un concierto serio.