«En los rostros de los ancianos se puede leer»

GetxoPhoto, el certamen internacional de fotografía de Getxo, reúne hasta el 30 de septiembre más de una veintena de exposiciones que rinden homenaje a la vejez. Una de ellas es 'A Lifetime', ubicada en la sede del certamen en Algorta. En ella, la holandesa Annet Van Der Voort (Emmen, 1950) muestra imágenes de ancianas centenarias y nonagenarias ubicadas junto a fotografías de las mismas mujeres cuando eran misses nacionales en los años 20 y 30. Aunque marcadas por la soledad y el dolor de los recuerdos, Van Der Voort también ha sabido retratar miradas chispeantes y sonrisas coquetas en su afán por retratar lo efímero, inmortalizar lo caduco y ensalzar la vida como un proceso de metamorfosis lleno de magia en todas sus etapas.

- ¿Qué recuerda de sus inícios profesionales?

- Nací y me crié en Holanda, pero desde hace mucho tiempo vivo en Alemania. Allí, en la universidad, estudié Ciencias. Hacía trabajos relacionados con el arte y me encantaba hacer fotos, así que finalmente me decidí a estudiar Fotografía. Comencé mi carrera participando en concursos y después de 20 años mi trabajo era conocido en Holanda y en otros países de Europa. Luego expuse en Canadá, Australia, China...

- ¿En qué se inspira?

- Me interesa exponer la idea de que nada dura eternamente. Estoy muy interesada en lo que pasa entre hoy y entre un punto del pasado, en lo que ocurre cuando tenemos 40, 50, 60 años con los rostros, pero también con los paisajes y los estilos de vida. Nada permanece, todo muda; nada es para siempre. La vida es un proceso fascinante y la muerte es la única certeza del ser vivo.

- ¿Cuánto tardó en realizar el trabajo que se ve estos día en Getxo?

- Lo realicé hace casi diez años y tardé bastante. Al principio me dediqué a buscar a las protagonistas y sus fotografías de cuando eran jóvenes, y después las conocí y traté de comprenderlas, porque para fotografiarlas tenía que haber cierto 'feeling'. Yo empezaba a preguntar, a escuchar, a tomar notas&hellip y a la tercera vez que las visitaba les sacaba fotos. Hacer una foto a alguien significa que tengo que transferir y transmitir parte de su vida, de cómo las veo yo, de lo que son a mis ojos. Por eso tuve que conocerlas antes.

Velo musulmán

- ¿Cómo las encontró?

- Viven en diferentes países. Para encontrar a la gente que después fotografío, viajo, busco. Las mujeres que aparecen en mis fotos nacieron en el siglo XIX, y no son lo que hoy consideraríamos guapas: ni jóvenes, ni delgadas, ni tersas. Pero sus rostros son como paisajes, guardan el tesoro de la felicidad y de la tristeza&hellip En sus rostros puede leerse su vida, hacen imaginarte todo por lo que pudieron pasar, si fueron felices o no.

-¿Qué le contaron?

- En todos los casos busqué momentos felices. Una tenía más de un siglo cuando la retraté. Me contó que durante toda su vida quiso volar en una avioneta y que al cumplir cien años el ayuntamiento del lugar en que vivía le regaló, al cumplir cien años, un paseo en ese vehículo por su ciudad natal. Dijo que aquello fue uno de los mejores momentos de su vida, y que lo logró a esa edad. Es lo que yo buscaba, historias que contar, atisbos de felicidad desde la sabiduría y la serenidad que otorga la vida desde la perspectiva de alguien que ya la vivió.

- ¿Cuáles son sus futuros proyectos?

- Voy a hacer un trabajo sobre las mujeres musulmanas para que la gente las conozca, a las que llevan velo y que no lo llevan. Serán mujeres musulmanas que vivan en Holanda y Alemania y que no se sientan presionadas para llevarlo. Están politizando el velo cuando para mí solo es un trozo de ropa.