Borrar
MAS DEPORTE

«Ahora voy a por el maillot amarillo», avisa Andy Schleck

Hijo y nieto de gregarios, el luxemburgués ha roto la tradición familiar y va a por el Tour

J. G. PEÑA

Viernes, 22 de julio 2011, 04:25

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Su abuelo Auguste fue gregario de Nicolás Frantz, vencedor del Tour en 1927 y 1928. Su padre, Johnny, trabajó para Luis Ocaña y Jan Janssen. Basta de gregarios en casa, dijo Johnny cuando sus hijos Frank y Andy le hablaron de ser ciclistas. Obedecieron. Andy se quedó a 39 segundos de Contador en el pasado Tour y está a sólo 15 segundos del maillot amarillo de Voecker en esta edición. «En Alpe d'Huez iré a por el maillot amarillo», anunció ayer. En su odisea alpina. Ya es un campeón. Un desafío semejante le talla. Más de sesenta kilómetros contra todos. «Así es mi carácter. No tengo miedo. Me sentía muy bien y he salido a por todas. O ganaba o reventaba. No me vale ser cuarto en París». Vocabulario de ganador.

«Es la mejor de mis victorias. Hasta ahora habíamos visto una carrera de contención y eso me gustaba. Así que he atacado desde muy lejos». A lo grande. Lo que no pudieron ni su padre ni su abuelo. En 2008, Frank Schleck se dio cuenta de que había pasado su oportunidad. Sastre le ganó aquella edición. «Un Schleck ganará un día el Tour y no seré yo», pronosticó. Ahora, pese a que es tercero en la general a 1.08 de Voeckler y a 53 segundos de su hermano, sólo piensa en Andy. Que todo quede en la familia.

En Luxemburgo los ciclistas son tan escasos como buenos. De tradición familiar. Los Faber, los Frantz, los Kirchen, los Schelck y Gaul, el gran escalador. «Gaul me dijo que mi hijo Frank iba a ser un buen ciclista», cuenta Johnny. A Andy casi ni le vio. El viejo genio murió antes de la eclosión del menor de los Schleck, en 2007, cuando acabó segundo en el Giro. Andy no había nacido para proletario del pelotón. Uno de sus descubridores fue Cyrille Guimard, el mítico director francés. «He dirigido a cuatro campeones, Hinault, Lemond, Fignon y Andy Schleck», anunció.

Pero ha tardado en protagonizar un día como el de ayer. No es un modelo de profesional. No vive para el ciclismo. «Frank es nervioso. Andy es puro relax. No vive para la bicicleta. Se divierte corriendo», dice Johnny. Sin presión. El padre les conoce bien: «Son demasiado buenas personas». Chicos felices que ahora quieren ganar el Tour.

A Andy no le asustaba Contador. En 2010, el madrileño le batió por apenas 39 segundos, los mismos que el luxembugués perdió por un salto de cadena en el col de Balés. Aquella derrota le hundió: «Pasé un mal momento, pero lo superé pronto. Estaba contento y decepcionado a la vez». Luego se divorció de Riis -mánager de su equipo- durante la pasada Vuelta a España. El técnico le expulsó por llegar de madrugada y con aliento a alcohol pocas horas antes de una etapa. Los Schleck montaron el equipo Leopard y han deambulado sin éxito durante toda la temporada. Hasta ayer, un día que vale por un año. Y ahora va a por el amarillo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios