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ÁLAVA

Vómitos naturales

ÁNGEL RESA

Martes, 19 de abril 2011, 04:32

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La desproporcionada manera de distribuir la financiación de las obras públicas entre distintas administraciones nos viene picando como un sarpullido en nuestra piel de zorro. Mientras no se demuestre lo contrario, y a la espera de una hipotética y superior inyección económica a cargo del Gobierno vasco antes de las elecciones municipales, los vitorianos pagaremos casi sin ayudas la dolorosa del BAIC. Las propinas ajenas más parecen palmadas en el hombro que solidaridades auténticas. Así que enterarnos de que la Agencia Vasca del Agua abonará los dos millones de euros por la tercera tubería de la planta potabilizadora de Araca a Vitoria nos serena como sólo es capaz de hacerlo el sonido armónico de una fuente.

Hasta hace cinco años, el líquido incoloro, inodoro, insípido e imprescindible manaba hasta la capital alavesa por un solo conducto. Desde 2006 existe un segundo caño que reduce la posibilidad de dejarnos más secos que la mojama. Pero aprovechando que el Zadorra pasa por Vitoria como el Pisuerga divide Valladolid, en otoño se acometerán los trabajos para disponer de un tercer cilindro a modo de submarino. De este modo se pretende rebajar al rango de anécdota inadmisible la falta de suministro a Vitoria y acondicionar el cauce del río hasta paliar los nocivos efectos de inundaciones pasadas.

A uno le ha tocado elaborar reportajes variopintos en este oficio singular, pero siempre permanecen en el cuarto de las neuronas aquellos que alteran la vida de la gente. Historias humanas y sociales, algunas con final de telefilme amable y otras amargas como un lingotazo de aguardiente peleón. Recuerdo uno concreto sobre las consecuencias lamentables que deparó la crecida incontrolada de las aguas. Lonjas anegadas, talleres acuáticos, garajes que eran piscinas y, lo peor, viviendas desoladas por la fiera inundación. Ya hace tiempo que Vitoria clama por una obra que contenga la rabia que la naturaleza vomita de vez en cuando a borbotones. Ojalá que obras como la anunciada resten veneno a las agrestes lluvias del futuro.

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