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PAULA DE LAS HERAS
Miércoles, 23 de febrero 2011, 09:48
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No se mojó, pero eso es en sí mismo un dato para un partido en el que nadie da puntada sin hilo. La ministra de Defensa, Carme Chacón, demostró ayer que está dispuesta a jugar sus cartas en la eventual sucesión de José Luis Rodríguez Zapatero. Y quizá no sean tan pocos quienes la aplauden. Aún no ha dicho con claridad si daría es paso, pero no duda en colocarse bajo el foco del debate y en lanzar mensajes deliberadamente ambiguos. «Me iré a la doctrina de Felipe González -dijo-: una cosa es desearlo y otra que los militantes quieran».
González empleó unas palabras similares a esas para dejar claro al presidente del Gobierno que la decisión de su continuidad no está exclusivamente en sus manos. Pero también para insinuar que, si decide repetir, quizá no encuentre el respaldo unánime de antaño. Una visión radicalmente opuesta a la de Chacón. «Lo primero es querer y, si él quiere -subrayó la dirigente socialista-, yo sería una de las que sin duda alguna le votarían». Dijo eso y también dijo que ella es una gran defensora de las primarias.
Una presidenta catalana
En el partido hay quien interpreta que con esta intervención en el Foro Europa Press, no solo pretendía lanzar un 'aquí estoy yo', sino que ejerció como portavoz de quienes se rebelan contra la 'hoja de ruta' de la sucesión diseñada en las alturas no se sabe bien por quién. El vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, está obviamente en la jugada como sucesor y el vicesecretario general, José Blanco, también. Pero ¿todo a instancias de Zapatero? Los más críticos no se atreven a darlo por hecho. Cuando las preguntas empujaron a Chacón a decir, una vez más, que España está preparada para tener una mujer al frente del Ejecutivo, e incluso a una mujer catalana, no reculó.
Entre los asistentes, un público selecto: siete ministros, entre ellos, Manuel Chaves, Ramón Jáuregui, Francisco Caamaño o Cristina Garmendia. Era una ocasión en la que estar, admiten fuentes socialistas, implicaba muchas cosas. La presentación corrió a cargo de la defenestrada vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega con quien Chacón nunca tuvo una relación cordial. Pero también estuvieron muchos de sus amigos.
Buena parte de ellos pertenecen a la hornada que llegó a la cúpula socialista con el actual secretario general. Por eso, fuentes del Gobierno próximas al presidente dibujan el siguiente escenario: Zapatero optará por un proceso de primarias similar al de Madrid, se mojará por Rubalcaba como hizo por Trinidad Jiménez y «alguien entre los jóvenes se presentará para perder, pero para dejar claro que ahí hay una generación con voluntad de hacerse -dicen- con las riendas del partido».
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