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Una joven entra ayer a las instalaciones del metro acompañada de su perro. :: BORJA AGUDO
Las mascotas viajan ya en metro
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Las mascotas viajan ya en metro

El suburbano admite animales desde el día 1, aunque pocos se han animado

J. BARBÓ

Viernes, 7 de enero 2011, 18:04

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Las mascotas comienzan a hacerse visibles en el metro. Desde el pasado sábado, día en que entró en vigor la nueva normativa, los vizcaínos ya pueden viajar con sus perros, gatos y otros animales de compañía en el suburbano. En la primera semana en la que se ha levantado el veto que existía, el número de clientes que se han desplazado con sus mascotas ha sido «bastante reducido», aunque es probable que crezca en las próximas semanas, «cuando la gente se informe y la noticia corra de boca en boca», aseguró ayer una supervisora del ferrocarril subterráneo.

A los empleados del transporte público más utilizado de Vizcaya no les consta por ahora que haya habido «ningún incidente destacable» por el desembarco de canes en las instalaciones públicas. «La gente está actuando con bastante civismo», explicó la misma fuente.

Viajar de pie si hay quejas

Las reglas para poder viajar con un animal de compañía en los vagones son las siguientes. En primer lugar, el perro no puede superar los ocho kilogramos. Es el peso que los responsables de Metro Bilbao han considerado oportuno para que el usuario pueda llevar con comodidad a su mascota en brazos. En este sentido, los gestores del suburbano avanzaron hace un mes que serían flexibles con esta cifra.

Los gatos tendrán que ir en el interior de un transportín de manera obligatoria, mientras que los canes caminarán atados en el ascensores, en las escaleras mecánicas y en las mezzaninas (espacios de las estaciones donde se ubican las canceladoras y los puntos de atención al cliente). Cuando los perros vayan a descender al andén y hasta el momento en que acabe el viaje, su propietario deberá tenerlo en brazos para que no se lance a la vía o moleste a otros usuarios. Evidentemente, los dueños evitarán que los animales orinen o defequen en el interior de las instalaciones. Por último, en caso de que algún usuario se queje por la presencia de la mascota, la normativa fuerza al viajero a abandonar el asiento y viajar de pie.

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