Madre hay más de una

Padres y profesores enseñan más con lo que son que con lo que dicen. Y si pegar a un padre está feo, que un padre pegue al profesor de su hijo está más feo. D.H. Lawrence tenía pesadillas en las que volvía a ser profesor. Y eso que no le pegaban. Pese al impacto de los casos de violencia contra los docentes, solo se dan unos veinte al año. El asunto vuelve a la actualidad por esa dulce mamá condenada en Granada a tres años de prisión por agredir a la profesora de su hijo de cinco años que no se comió el bocadillo. La elevada pena se basa en considerar a los profesores como autoridades. La sentencia, con tufo educativo, justifica el castigo a la madre por «haber llevado a cabo su acción en presencia de niños de cinco años… que empiezan a interiorizar las normas de convivencia». Un caso extremo, no un ejemplo del problema. Hasta madres violentas hay más de una. A ésta le da igual la autoridad: antes había zurrado a un guardia civil.