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EMILIO GONZÁLEZ SOTO. SANTURTZI-VIZCAYA
Viernes, 26 de noviembre 2010, 03:29
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Desde esta tribuna me gustaría dar mi opinión acerca de la polémica creada alrededor de lo que podríamos llamar 'La guerra del chacolí', realizada por un grupo de necios que nos hacen reflexionar y actuar de una manera rápida y contundente a aquéllos que nos vemos involucrados en semejante desatino.
Razones nos sobran para argumentar que la D.O. Txakolina está protegida por la Administración ante las posibles agresiones de caldos de otras procedencias. Argumentos como el territorio donde se produce el txakoli; el varietal diferenciador Ondarribi Zuri, Ondarribi Beltza; la regulación y el control que se tiene en su trazabilidad en su proceso de elaboración; las costumbres y tradiciones en la gastronomía que los vascos hemos tenido alrededor del mundo del txakoli y la labor realizada en los últimos tiempos en lo que respecta a su imagen, y en consecuencia a su comercialización, hacen que la batalla esté ganada. Así lo esperamos.
Pero como esto es posible que no sea suficiente, ya que se percibe un cierto tufillo político, desde la Asociación de Cocineros Bizkainos, Geugaz Jan, así como de Santurtzi Gastronómica, proponemos una serie de medidas a corto plazo que no conllevan un gran esfuerzo organizativo. Así, creemos que este año no debería faltar el txakoli en los hogares vascos en las fechas navideñas. Además desde el mundo de la restauración, hacer un esfuerzo añadido para que el txakoli esté presente en la carta de vinos de una manera prioritaria, así como realizar por lo menos un plato con el txakoli que tan bien marida con los pescados. Asimismo, en las barras de los bares y cafeterías se debería ofrecer txakoli como vino preferencial.
Como colofón, realizar un acto de desagravio donde estén presentes los txakolineros, cocineros y 'restauranteros' de los herrialdes vascos. Acto al que podrían sumarse cocineros y restauradores de otras comunidades que tengan simpatía por nuestro caldo tan emblemático.
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