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Cristina Sagarzazu, ayer, en su puesto de trabajo en la localidad guipuzcoana de Irún. :: F. DE LA HERA
«No pretendo ser un ejemplo para nadie; ir al homenaje a Brouard me salió de dentro»
víctimas del terrorismo | cristina sagarzazu, VIUDA DEL ERTZAINA MONTXO DORAL

«No pretendo ser un ejemplo para nadie; ir al homenaje a Brouard me salió de dentro»

La viuda del ertzaina Montxo Doral afirma que «las víctimas están ya unidas porque nuestro dolor es el mismo»

LORENA GIL

Martes, 23 de noviembre 2010, 10:13

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«Las víctimas estamos ya unidas porque nuestro dolor es el mismo». Las viudas de los mandos de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea y Montxo Doral, asesinados por ETA en 1993 y 1996, respectivamente, no esperaban que su decisión de acudir, en un gesto insólito, al tributo que Batasuna rindió el pasado sábado en Bilbao a Santi Brouard y Josu Muguruza fuese a levantar «tanta expectación». «Era un riesgo, pero espero que sea para bien», reconocía ayer Cristina Sagarzazu a EL CORREO.

La decisión de participar en el homenaje partió de la viuda de Doral, fallecido en Irún tras estallar la bomba lapa que los terroristas habían colocado en los bajos de su vehículo. «Llevo una vida tranquila, pero después de que el pasado 10 de noviembre se celebrara el Día de la Memoria volví a involucrarme en esta realidad», la de las víctimas. Se enteró a través de Internet del acto por Brouard y Muguruza -muertos en atentados perpetrados por grupos parapoliciales- y decidió llamar a Rosa Rodero, viuda de Goikoetxea, compañero y amigo del que fuera su marido. «Le comenté que tenía intención de asistir y ella dijo que me acompañaba», relata. A la cita se sumó también Uxue Retolaza, mujer del fallecido dirigente del PNV Gorka Agirre, que conocía a Brouard desde pequeña. Era el pediatra de la familia.

«Fue una decisión personal con la que no espero que nadie esté de acuerdo». Sagarzazu asegura aceptar tanto las críticas como los halagos porque es consciente de que cada persona, más aún las que han sufrido de primera mano el azote del terrorismo, tienen sus ritmos e intentan sobrellevar, que «nunca superar», el dolor como pueden. «Cada uno tiende a interpretar las cosas a su manera. Yo no pido que nadie haga lo mismo. Es algo que me salió de dentro y no pretendo ser ejemplo de nada», afirma.

Rosa Rodero, cuyo esposo fue asesinado a tiros en Bilbao, compartió ayer las palabras de Sagarzazu e incluso fue más allá al descartar que con su presencia en la ofrenda floral celebrada en el barrio de Amezola esperen que se produzca «un gesto a la inversa». «Nuestra intención fue solo la de ofrecer nuestro apoyo a sus familiares», advirtió. Un simple acto de «normalidad» que desde la Dirección de Víctimas del Gobierno vasco fue valorado como «un paso importante en pro de la recuperación de las relaciones sociales en Euskadi de cara a un futuro en ausencia de violencia». «Es una cuestión que se estaba enquistando. Hay que tener en cuenta que después de los homenajes nos vamos a nuestras casas; estamos solas. Y entonces, ¿qué?», planteó ayer Sagarzazu.

Un acto «respetuoso»

Las viudas de Doral y Goikoetxea siempre han defendido que «todos somos víctimas porque compartimos unos sentimientos y unas necesidades» y no han escondido su apuesta por el diálogo. Una tesis que dista de la defendida por colectivos de damnificados por el terrorismo como AVT o Covite. «Cuando dan a alguien una patada en la espinilla a todos les duele; somos personas y no podemos negar ese dolor», describe Sagarzazu. Las diferencias ideológicas «no importan». «Estamos en un momento en el que todas las víctimas deberíamos unirnos al margen de la política. Hemos compartido mesas redondas -algunas con Edurne Brouard- y siempre nos hemos llevado bien. Por esa razón decidimos ir al homenaje; por acompañarles y estar ahí», añadió Rodero.

La viuda de Doral asegura que su intención al asistir al homenaje del pasado fin de semana era «no molestar a nadie». «Saludamos a la hija de Brouard y a la viuda de Muguruza y vimos que no molestábamos en absoluto. Eso era lo importante», sostiene. Sagarzazu y Rodero, que ese mismo día se congratuló de fueran recibidas «con los brazos abiertos», optaron por permanecer durante todo el acto en un lugar secundario, mientras Tasio Erkizia pronunciaba un discurso ante algo más de un centenar de personas.

Sagarzazu calificó ayer el homenaje de «correcto y respetuoso». «Si no nos hubiera convencido, nos habríamos marchado», añadió. Si algo tiene muy claro es que el «hilo conductor» en este caso ha sido y debe seguir siendo «el sufrimiento». Por ello, rechaza que los damnificados deban tener un protagonismo que «no les corresponde». «La violencia es la protagonista contra la que hay que luchar. Es la forma de evitar que haya más víctimas como nosotras».

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