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La nueva OTAN

«La Alianza no está psicológicamente preparada para perder una guerra y Afganistán no será una excepción»

ENRIQUE VÁZQUEZ

Sábado, 20 de noviembre 2010, 04:03

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Esta vez, sí. Hoy y en Lisboa se presenta en sociedad la nueva OTAN, una adjetivación nacida en la cumbre de la Alianza en Praga en diciembre de 2003, cuando George W. Bush constataba que la organización no le acompañaba en la aventura iraquí. Poco se había hecho desde entonces y los secretarios generales George Robertson y Jaap de Hoop Scheffer, aunque dependientes de la voluntad política de los Estados miembros, no se ilustraron en forjar el nuevo modelo.

Le ha tocado a un danés, Anders Fogh Rasmussen, nombrado en 2009 y cuyo dinamismo parece en buena parte responsable de lo que se anuncia. Políticamente mucho más potente (primer ministro durante siete años y atlantista militante, explícito) Rasmussen se ha batido a fondo en dar la vuelta al pesimismo con visos de retirada en Afganistán. Un colega israelí, Amir Oren, escribía hace unos días que, en cierto modo, la de hoy es la cumbre Rasmussen: se advierte la diferencia radical entre los planes de las retaguardias políticas (los parlamentos) favorables al repliegue con calendario incluido y el nuevo diseño que nace en Lisboa.

Queda claro que la OTAN no está psicológicamente preparada para perder una guerra y Afganistán no será una excepción. Sin descender a detalles que no caben aquí, lo decidido es seguir a pleno rendimiento allí hasta el fin de 2014 y aún podrá haber tropas remanentes en el país si la situación lo exige o lo pide la autoridad afgana. Así lo explicó el miércoles en Kabul Mark Sedwill, un diplomático británico que pasó de ser embajador del Reino Unido allí a Representante Civil de la OTAN en enero por elección de Rasmussen. Añadan la llegada en junio del general Petraeus como nuevo comandante en jefe de la doble fuerza militar (norteamericana e ISAF, nada menos que 150.000 soldados) y se tendrá cerrado el círculo.

En el campo militar, esta situación domina hoy la agenda de Lisboa (además del escudo antimisiles, replanteado con la anuencia de Moscú, el Moscú del presidente Medvédev, que no es por completo seguro de que sea el Moscú de Vladímir Putin) y la exposición del «nuevo concepto estratégico», bien elaborado y tendente a hacer a la organización más civil, policial y cibernética. Si el discurso oficial entiende dar por recuperada a Rusia, lo que no está del todo garantizado y considerando que Japón e India cotizan como prooccidentales, la gran cuestión entrevista en el horizonte es como será tratado el impresionante auge chino, con su segura conversión en una superpotencia militar.

Obama ha dado alguna pista al respecto al defender en su última gira asientos permanentes para Japón e India en el Consejo de Seguridad, y Hillary Clinton ha multiplicado las declaraciones de apoyo a los viejos socios en Asia frente a la pudorosamente llamada política china de gestos de reafirmación regional… La próxima nueva OTAN, y faltan pocos años, tendrá que ocuparse de lo que va a ser el asunto crucial del planeta en términos geopolíticos.

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