La Justicia italiana investiga nuevas operaciones del banco del Vaticano

«Esta tarde tengo un poco de depresión», dijo ayer el presidente del IOR, el banco del Vaticano, Ettore Gotti Tedeschi, al empezar una conferencia. No era para menos. Hace un mes la Fiscalía de Roma secuestró 23 millones de euros a la entidad por violación de las leyes europeas contra el blanqueo de dinero en dos operaciones que no estaban claras. Se armó un buen revuelo por la mala fama del banco vaticano en el pasado, usado para lavar dinero por la Mafia y la política italiana. Aún hoy es opaco y ajeno a cualquier control, hasta que el Banco de Italia ha empezado a ponerse serio.

Gotti Tedeschi, que llegó hace un año al cargo precisamente para hacer limpieza y adecuar el IOR a los parámetros de legalidad internacionales, aseguró que todo había sido un malentendido y no habría sido necesario llegar a tanto. Fue en persona a dar explicaciones. La Santa Sede reaccionó con desdén y replicó que en sus operaciones todo estaba clarísimo. Parecía que se había exagerado. Pero lejos de archivarse el caso, los tribunales han confirmado el secuestro y además están investigando nuevas operaciones.

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, sólo difundió una breve nota en la que declaraba su «estupor». «Se trata de un problema interpretativo y formal», insistió. El nuevo frente de la investigación se centra en dos movimientos de finales de 2009, según la prensa italiana. En uno, el IOR ingresó 300.000 euros en Unicredit a través de una tal Maria Rossi, identificada como la madre del prelado titular de la cuenta, pero ha resultado ser un nombre ficticio y el dinero venía de fondos en San Marino. En la segunda operación el IOR sacó 600.000 euros en contante de una cuenta del banco San Paolo. Sólo explicó que era para misiones religiosas.

Sin embargo, los inspectores del Banco de Italia han señalado que en esa cuenta se movieron sólo en 2009 un total de 140 millones, y entre los beneficiarios se halla Evaldo Biasini, un cura involucrado en el gran escándalo de los contratos públicos de la Protección Civil italiana. Según los fiscales de este caso, el sacerdote custodiaba el dinero negro del cerebro de la trama, Diego Anemone.