La sinfonía de la vendimia

Fiesta grande en la villa amurallada, corazón de la Rioja Alavesa, tierra de excelentes vinos. Fiesta de los sentidos: del sabor y del olor, claro está, para catar los magníficos caldos de la comarca; de la vista y del tacto, incluso, para apreciar las hermosas uvas de las que sale el producto estrella de Laguardia; y del oído, especialmente en esta ocasión, preparado para la música, para disfrutar de la vendimia, una sinfonía, una obra «de arte con mayúsculas».

Fue la reflexión que al mediodía de ayer hizo la pregonera de una multitudinaria Fiesta de la Vendimia. La directora de orquesta alavesa Inma Shara se confesó como una «gran admiradora» de la profesión de elaborar buenos caldos, que nacen de la «armonía, el trabajo en equipo, la ilusión y el esfuerzo, muchas veces sin límite, de los viticultores así como de los miembros de la orquesta llamada bodega».

Casi 20.000 personas, según los organizadores, se dieron cita para disfrutar de la fiesta grande del vino de Rioja Alavesa, de una jornada de asueto antes de que en próximas fechas comience la recogida de la uva -sobre todo en los municipios cercanos al Ebro-, que este año llega con «ligero retraso» debido a un verano «muy seco», explicaban ayer expertos en la materia.

Para ellos, y para otros muchos viticultores de toda la Denominación de Origen 'Rioja', la jornada era festiva «sólo a medias», opinaba Rubén Gil, agricultor de Elvillar. «Aquí se invita a los políticos, al Consejo Regulador, a las bodegas, ¿pero qué pasa con nosotros?», se quejaba por no ver a los productores presentes en el estrado. Detrás de este malestar se escondía otro enfado mucho más profundo, por los «injustos precios que ofrecen las bodegas».

¿Por qué se ha llegado a esta situación, por qué el sector comercializador ofrece pagar el kilo de uva a 40 céntimos de euros, según denuncian ellos mismos? «Porque hay mucho espabilado viviendo a nuestra costa», respondía, cada vez más indignado, este viticultor. Se refería a «los políticos, al Consejo Regulador, a las grandes bodegas. Nos pedían masa vegetal y se la dimos, nos pedían calidad y se la dimos. Y ahora que tienen todo, tiran los precios. ¿Y de qué subsistimos? La calidad hay que pagarla».

Primar la calidad

Esta última aseveración fue compartida al completo por el diputado general de Álava. «Comprendo y comparto el enfado de los productores. Y le pido sensibilidad al Consejo Regulador para que prime la calidad. Unos precios justos son los que están por encima de los costes de producción. Eso sería lo legítimo. Para seguir manteniendo la calidad, porque por eso los vinos de Rioja Alavesa se conocen en todo el mundo», señaló Xabier Agirre.

El momento más tenso de la jornada llegó cuando subieron al estrado los dirigentes políticos así como responsables del sector del 'Rioja'. Víctor Pascual, presidente del Consejo Regulador, recibió una sonora pitada y fue abucheado por los viticultores situados en primera fila. «Precios, precios», le gritaban entre silbidos.

También se puede ser reivindicativo con una pizca de ingenio. Un cartel, a modo de esquela, revelaba el mal momento de la agricultura: 'Doña Agricultura de Rioja Alavesa y Rioja Denominación de Origen Q. E. P. D. falleció en La Rioja en marzo de 2010. Su apenado esposo, el pequeño agricultor. Hijos: el joven agricultor/a, el bodeguero familiar. Hermanos: Doña Ganadería, Don Cerealista, Doña Remolacha y Doña Patata. Oficio de cuerpo presente en la puerta del Consejo Regulador'.

La Unión de Agricultores y Ganaderos de Álava, muy presente en la multitudinaria manifestación del domingo, insistía ayer en tener «precios dignos para seguir celebrando la Fiesta de la Vendimia», que en 2011, cuando cumplirá la mayoría de edad con su decimoctava edición, tendrá lugar en Oion.

El primer mosto

«Pues allí iremos, más cerca nos pilla», decían unos jóvenes procedentes de Logroño. De más lejos, de México, se dio cita un grupo de estudiantes, que cursan carreras en la UPV en Vitoria y Bilbao. «No habíamos estado nunca y es una verdadera fiesta», confesaban, relajados en el césped del Paseo de Collado con una copa de vino en la mano. También la mostraba con fuerza María Dolores Vázquez, vecina de la localidad vizcaína de Zalla y una de las primeras afortunadas en catar el primer mosto. «Riquísimo, muy dulce», relataba.

Estaba recién salido del tinanco en el que Reyes y Daniel habían estado pisando las uvas, procedentes de vides de los municipios y juntas administrativas de la Rioja Alavesa. «Estamos orgullosos de representar a Laguardia. Vamos a tener una cosecha buena», decían.

Esta opinión era compartida mayoritariamente. Aunque como se trataba de probar caldos de cosechas anteriores, el comentario generalizado era 'qué bueno es el vino de esta tierra'. También lo indicaba, de camino por la villa, Inma Shara. «Es en los restaurantes donde esta sed de nostalgia se ve satisfecha cuando entre su carta de vinos encuentro caldos de nuestras bodegas de Rioja Alavesa». Saben y huelen diferentes. Placer para los sentidos. Un buen vino es una obra de arte, una sinfonía.