Borrar
Eddy Merckx, en plena travesía en solitario por los Pirineos, el 15 de julio de 1969. :: EL CORREO
Cuando Eddy Merckx bajó a la tierra
CICLISMO | TOUR DE FRANCIA

Cuando Eddy Merckx bajó a la tierra

El recorrido de la etapa de hoy transita por el escenario donde nació una religión ciclista, el 'Merckxismo'

J. GÓMEZ PEÑA

Martes, 20 de julio 2010, 10:23

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El Tourmalet, que hoy vuelve al Tour, mañana cumplirá 100 años en carrera. Y Sabrina cumplió la semana pasada los 41.

Sabrina Merckx nació pese a su padre el 15 de julio de 1969. Claudine, la madre, rompió aguas mientras el padre, el aún joven Eddy Merckx, disputaba la etapa del Tourmalet y el Aubisque. Llamó de urgencia al ginecólogo y no contestó. Nadie estaba esa tarde en Bélgica. Hacía treinta años, desde la lejana victoria de Maes, que el país no ganaba el Tour. El médico no cogía el teléfono. Estaba, como todos, pendiente del padre de Sabrina. Devotos ya de una religión que nació también ese día: el 'Merckxismo'. Nadie esperaba que el líder, de apenas 24 años, se fugara en solitario durante 140 kilómetros pirenaicos.

Ni el propio Merckx, como él mismo reconoce, volvió nunca a ser tan poderoso: «Ese año sufrí una caída en Blois y me lastimé la espalda. Todavía me da molestias. Quizá por eso y aunque gané otros cuatro Tours, jamás me sentí tan fuerte». Palabra de ciclista total, hombre orquesta: 525 victorias, 5 Tours, 5 Giros, una Vuelta, el récord de la hora y más de treinta clásicas. Campeón global. Dios del 'Merckxismo', de la religión escrita en un recorrido similar al que hoy pisa el Tour.

El Peyresourde, el Aspin, el Tourmalet y el Aubisque. Y la meta se alarga hasta Mourenx, a más de 70 kilómetros del Aubisque. Demasiado lejos, dicen todos. Hasta piensan en un sprint. No sabían lo sucedido la noche anterior. Uno de los gregarios del belga, Martin Vandenbossche, anunció que dejaba el Faema. Merckx era un talento creciente: un año antes había destrozado a Felice Gimondi en el Giro, en Las Tres Cimas de Lavaredo. El Tour era la siguiente escala en su leyenda. No quería pegas. Vandenbossche pecó. Y lo pagó el día que nació Sabrina. Su padre andaba rabioso. Antes de salir dejó dicho: «Cuando los demás lleguen a Mourenx yo ya me habré duchado».

Ataque en el Tourmalet

El sol aplastaba Francia. Joaquín Galera coronó el Peyresourde y el Aspin. Merckx dejaba hacer. Mediado el Tourmalet, a su lado sólo quedaban Agostinho, Van Impe, Pingeon, Gandarias y Vandenbossche. El Tour estaba atado. El alumbramiento de la 'era Merckx'. Vista la calma, Vandenbossche salió a por su instante de gloria. Quería coronar el mito, el Tourmalet. Ahí, en ese trozo de asfalto que hoy rotulará el Tour, surgió la figura más elevada de Eddy Merckx. Quedó para siempre asociado a ese paisaje. Atrapó al fugado y pasó primero la cima. Le pisoteó como a una colilla.

Y entonces sucedió la locura. Merckx no paró. Algo instintivo. No necesitaba más tiempo. Tenía el Tour en la mano. ¿Por qué lanzarse a un desafío inhumano? 140 kilómetros hasta la meta. Porque sí. Porque era Eddy Merckx y quería dejar allí un eco eterno. Que lo cuenten siempre. Esa es la esencia del ciclismo. El belga ingresó en la historia de los Pirineos.

El día que nació Sabrina, el calor azotaba el Aubisque. Su padre, solo, era aclamado por sus fieles. La revelación. Ardía la montaña. Merckx no cejó. Quería trascender. Le quedaban 60 kilómetros de llano. De soledad. Él contra todos. Llegó con tiempo de sobra para ducharse. El primer grupo entró a 8 minutos. Al día siguiente, el diario 'L'Equipe' tituló así su editorial: 'Merckxismo'.

«Fue mi victoria más bella, El último día, en la meta de París, todo el mundo gritaba mi nombre. Era mi sueño. Y nunca más tuve una emoción igual». El 21 de julio de 1969, un hombre subió a la Luna. Neil Armtrong descendió las escaleras del 'Apolo XI'. Un día antes, en Francia, un dios bajó a la tierra. Eddy Merckx.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios