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'CASO DE MIGUEL'

Gerenabarrena no contempla dimitir porque «es imposible demostrar» nada

El líder del PNV alavés rompe por fin su silencio pero se limita a negar que el PNV haya espiado y a cargar contra los medios

OLATZ BARRIUSO

Martes, 13 de julio 2010, 10:26

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Cuatro días después de que el escándalo sobre la supuesta trama de espionaje vinculada a quien hasta hace poco fue la 'mano derecha' de Iñaki Gerenabarrena en el PNV alavés saliese a la luz, el presidente del Araba buru batzar rompió por fin su silencio. Eso sí, no aportó ningún dato nuevo acerca de los informes hallados en el ordenador del ex burukide Aitor Telleria -que hacían referencia a la vida privada de relevantes personalidades de la sociedad alavesa- ni sobre su propia responsabilidad en el asunto, por acción o por omisión, como jefe de filas del partido.

Lo que sí hizo, entrevistado en ETB, fue repetir una y otra vez la consigna con la que el PNV despacha por el momento el turbio asunto de la presunta implicación de al menos dos agentes de la Ertzaintza en la recopilación de información sobre cargos públicos al margen de la labor policial: que su formación «no espía a nadie». «No existen tramas de ertzainas que espíen para el PNV ni tenemos 'dossieres' de nadie ni fichas de ningún carácter», insistió.

A pesar de que sólo hay dos posibilidades respecto a Aitor Telleria -que se vio obligado a renunciar a su responsabilidad interna en el ABB tras declarar como imputado en el caso de corrupción que terminó por convertirse en el hilo que ha llevado a este ovillo-, Gerenabarrena eludió contemplar siquiera la posibilidad de presentar su dimisión como presidente de la ejecutiva alavesa. Las dos opciones son que estuviera al tanto de sus presuntos manejos o que no lo estuviera a pesar de su rango y de su amistad, que ayer admitió. Preguntado sobre el particular, el ex consejero de Agricultura se aferró al argumento de que «es imposible» que la Justicia pueda «demostrar» la vinculación del PNV con la supuesta red de espías porque «no la hay», y por lo tanto, en su opinión, no hay razón tampoco para plegar velas.

A pesar de que no son pocos los dirigentes y cargos relevantes del PNV que en privado confiesan que sería aconsejable sustituir a un dirigente cada vez más en la cuerda floja o que al menos él tomara la iniciativa y pusiera su cargo a disposición del partido, lo cierto es que en Sabin Etxea no creen que tenga en mente dar el paso. Un gesto que frenaría, al menos en parte, los destrozos que el caso podría ocasionar en la imagen del PNV, que, tras la reunión de ayer del EBB, tiene previsto pronunciarse oficialmente esta semana sobre un asunto que preocupa como pocos han quitado el sueño antes en la sede central jeltzale. Él negó, en todo caso, que haya escuchado ruido de sables «ni por lo 'bajini' ni por lo 'altini'» y dijo sentirse «respaldado» por el EBB.

Intenciones «torticeras»

El desgaste político de Gerenabarrena ha sido imparable desde que estalló el 'caso Miñano'. Desde entonces, no ha abandonado su mutismo habitual. Pero ha vivido tragos muy amargos que confirman su cuestionamiento interno, como el inédito rechazo de las bases jeltzales al candidato apadrinado por él para la Alcaldía de Vitoria. Ayer negó que en ninguna junta municipal vitoriana se haya pedido su cabeza, con el argumento de que no constaba en el acta de la reunión.

En lo que sí se apartó del discurso de otros cargos jeltzales fue en su insistencia en responsabilizar de lo a los medios de comunicación de lo sucedido. Vulgarmente, matar al mensajero -«poderes fácticos», dijo-, a quien acusó de actuar de forma «torticera» para implicar al PNV en el escándalo.

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