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Marino y Álex, dos perspectivas ante la fiesta. :: M. BARTOLOMÉ
Rebeldía o ritual
EN LAS ANTÍPODAS ÁLEX OVIEDO, HUYE DE LAS FIESTAS Y MARINO MONTERO, PARRANDERO

Rebeldía o ritual

Los sanfermines son el paradigma de la fiesta. Hay quien se sumerge y quien prefiere poner tierra de por medio

LUCÍA MARTÍNEZ ODRIOZOLA l.m.odriozola@diario-elcorreo.com

Domingo, 11 de julio 2010, 04:58

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La Coruña es un destino apacible, más aún si se compara con el Bilbao ruidoso y bullanguero de la semana de fiestas. Álex Oviedo, periodista y escritor, suele hacer la maleta y huir en agosto a ese destino del noroeste de la península. Este año no puede; tiene trabajo y debe sacarlo para septiembre. Marino Montero, más que una persona dispuesta al jolgorio, es casi un inventor de la fiesta, al menos de la Semana Grande bilbaína, en cuyo germen participó activamente.

-¿Cuál es su profesión?

-Marino Montero: En mi tarjeta pone relaciones públicas, pero me habría gustado que pusiera 'salsero'. Sobre todo, porque a los relaciones públicas de hostelería se les identifica con ése que está en las discotecas. Mi trabajo es más de organizar fiestas y actividades socioculturales.

-¿A qué comparsa pertenece?

-Marino: He pasado por muchas. Estuve en 'Bizizaleak', en 'Pinpilinpauxa' y ahora en 'Tintigorri', por la peña taurina.

-Y se va a sanfermines.

-Marino: Sí, claro. Es la madre de las fiestas. Estuve en la comisión del 78, la de los fundadores de las fiestas de Bilbao. Nos documentamos de las tradiciones bilbaínas, el costumbrismo. Nos leímos todo lo que encontramos en las bibliotecas, dimos con la figura de la txupinera, pero el esquema es de los sanfermines. Una fiesta abierta, en la calle, participativa. Aunque nos dan sopas con honda.

-¿Qué?

-Marino: Que nos superan. Ellos tienen actividades por la mañana, el aperitivo, los pasacalles de gigantes y cabezudos. Han acertado en la ropa identificativa. Nosotros lo hemos intentado con el pañuelo y todavía hay dificultades. Mucha gente no se lo pone. En Pamplona, todos de blanco y rojo, porque forma parte de la fiesta.

-Algo tendrá Bilbao.

-Marino: La noche. Ahí sí les hemos superado.

-Álex Oviedo: La mañana en sanfermines es brutal. Hay muchas más actividades y son más participativas.

-Marino: Sí, te los encuentras desde muy temprano por la mañana. Van de blanco y van impolutos.

-Álex: En Bilbao, la mañana está como muerta. La gente ha vivido la noche y desaparece.

-Marino: Aquí se hacen actividades en los hoteles.

-Álex: En ese sentido se ha mejorado bastante.

-Marino: Pero nos cuesta. No creo que se trate de hacer más actividades, sino de que no hay ese espíritu de disfrutar de la fiesta de día.

-Desde el punto de vista literario, la fiesta es un buen argumento.

-Álex: Sin duda. Yo no niego la fiesta ni su trascendencia de unir a la gente, de eliminar esa seriedad que tenemos a la hora de relacionarnos. Yo he estado en las fiestas, me las he pateado por la noche y la mañana. Hablamos de Pamplona y pensamos en Hemingway, el ejemplo de escritor que se lanzaba a todo. En algunas de las cosas que he escrito se plantea ese momento de perdición, de descontrol personal, que me disgusta

-¿Cómo?

-Álex: Ese momento en que te desinhibes de todo. La fiesta va muy unida al alcohol&hellip

-Marino: No necesariamente. Estamos constreñidos, la fiesta es una liberación. Nos cuesta pensar que nos vamos de fiesta y ya está, por eso se necesitan estimulantes, pero otra cosa es hasta dónde&hellip

-Álex: He conocido otras, en Galicia, en La Rioja, que tienen tela. Pero donde más fluye el alcohol es en las fiestas de toda Euskadi. En magdalenas en Elantxobe, ni te cuento. Estuve dos años y era bárbaro. A las ocho de la mañana la gente ya estaba soplando. En Galicia hay alcohol, pero es más gastronómico.

-Marino: El problema del alcohol no es de la fiesta, sino de cada fin de semana.

-Álex: Parece nuestra forma de entenderlo.

-Marino: Yo de jovencito bebía, pero no como se bebe ahora. Salen a beber. La excusa es la fiesta, pero podría ser cualquier otra.

-Álex: En Pamplona, sucede lo mismo. Llega gente de fuera con la idea de beber.

-Marino: Vienen los australianos, porque allí no pueden consumir hasta los veintitantos.

-¿Veinticuántos?

-Marino: Veintimuchos. Y aquí se desmadran.

-Álex: Son un problema. Van a eso.

-Marino: Se ha creado una cultura rarita; ya no se sale a divertirse, sino a beber.

-Álex: Como periodista, me tocó dos años cubrir las fiestas de Bilbao. Hacía la noche, pero, sobre todo, las mañanas: vaquillas, gigantes y cabezudos, el bacalao al pilpil&hellip Entonces, la fiesta era el Casco Viejo. Ahora está extendida. Salía a las ocho de la mañana y alucinaba. Estaba todo hecho una mierda. ¡La peña, con unas papas! Olía a meados, vino rancio y vomitonas&hellip Hay que darles un voto a los del servicio de limpieza. Si esto son las fiestas de Bilbao, apaga y vámonos.

Sentido y tradición

-Marino: Pero cada vez hay más gente que lo entiende de otra forma. La fiesta nos ayuda a aguantar. En 'El principito', el zorro explica la importancia de los ritos. Dice: «Si los granjeros no bailasen los jueves, yo no sabría cuándo cazar gallinas». La fiesta nos da ese punto de inflexión. Una sociedad que pierde la fiesta pierde su sentido.

-Álex: Yo también tengo espíritu festivo, pero no lo concibo institucionalizado. Todo el mundo debe participar, o no. Quizá me apetezca celebrarlo mañana.

-Marino: El ritual es importante. Otra cosa es forzarlo.

-Álex: Mi problema era que los colegas decían: 'hay que hacer tal porque hoy es tal'. Pero, ¿por qué? Me molesta tener que hacer lo que hace el grupo.

-Parece tener más que ver con la cuadrilla que con la fiesta.

-Álex: Sí. La fiesta tiene unas fechas y ahí se mueve. Eso es lo que no me gusta.

-Marino: Pero debe ser así, debe tener un esquema y un ritual.

-¿Un principio y un final?

-Marino: Sí, estar enraizada.

-Álex: ¿Quién marca la tradición?

-Marino: Menéndez Pidal decía que tradición es lo que sobrevive a las variantes, lo que se adapta. En algún momento se inventan. El rollo es si se acepta. Marijaia es un símbolo aceptado. Cuando la concebimos, sólo era una sorpresa o regalo para la bajada. Además, se quemaba, pero enganchó tanto que se ha convertido en un símbolo.

-Usted, Marino, a sanfermines esta semana. Y Álex, ¿su semana grande?

-Álex: Este año, me quedo. Tengo un trabajo que entregar.

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