«Con celo, cartón y albal construimos una fuente de luz»
Unai Alonso, estudiante de la UPV, se proclama vencedor del certamen europeo de ingeniería de precisión
ARTURO PUENTE
Viernes, 9 de julio 2010, 12:26
Se llama Unai Alonso, está a punto de licenciarse en Ingeniería Industrial por la Universidad del País Vasco y acaba de coronarse vencedor del desafío 'Euspen Challange 2010', un prestigioso concurso celebrado en la ciudad alemana de Jena que cada año reúne a la élite de la ingeniería internacional. El grupo de Unai, que participaba junto con un joven alemán especialista en lentes y un estudiante indio de la Universidad de Zurich, consiguió solucionar de la forma más brillante el reto que les plantearon: obtener una determinada fuente luz blanca con materiales rudimentarios y leds -pequeños diodos luminosos-, y convencer al jurado de sus posibilidades de explotación comercial. «La construimos con celo, cartón y albal», explica.
Unai Alonso es bilbaíno de nacimiento e ingeniero de vocación, además de un alumno aventajado. No sabe lo que es dejar una asignatura para septiembre y su media en la carrera ronda el 8. Estudia entre tres y cuatro horas diarias, pero afirma que no le supone un gran esfuerzo porque le «encanta» su carrera. Unai se ha especializado en Máquina-Herramienta. ¿La razón? Cree que es un trabajo «muy noble» ya que «sirve para hacer cosas que ayuden al trabajo de otros», además de ser un sector que «está muy enraizado en esta tierra». «Es un campo muy útil para la sociedad. Casi todos mis amigos trabajan con este tipo de maquinaria, desde los torneros hasta los montadores industriales», afirma.
El 'Euspen Challange' es un certamen internacional promovido por la Sociedad Europea para la Ingeniería de Precisión y Nanotecnología, al que acuden los mejores estudiantes y doctorandos de ingeniería del mundo. El reto es una oportunidad de oro para que las empresas tecnológicas más punteras, como Carl Zeiss, Heidenhain o Jenoptik, vean el trabajo de las jóvenes promesas de la técnica industrial, aunque Unai reconoce que el concurso de talentos «es interesante por sí mismo, aunque no te vea ninguna empresa, por la calidad de las pruebas y de los compañeros con los que trabajas». Para llegar a Alemania, la delegación de la UPV, formada por tres alumnos, tuvo que imponerse primero en el certamen nacional. «La de aquí fue una prueba más dura y menos creativa», opina Unai, que quedó en la reserva, pero que finalmente pudo competir en Jena porque uno de los ganadores no pudo asistir.
«Se lo debo a la UPV»
Ahora que es uno de los campeones del concurso, Unai Alonso se siente satisfecho y muy orgulloso, pero, derrochando modestia, considera que «en esta victoria hay un gran componente de fortuna, además de que me tocó un grupo muy competitivo». «También se lo debo al magnífico nivel de la UPV -explica- que cuenta con profesionales de excepcional calidad y que siempre se ha comprometido con la innovación tecnológica y la enseñanza práctica». Prueba de que lo que dice es cierto es que un segundo estudiante de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbao de la UPV, David Olvera, quedó en tercera posición en el mismo certamen, consolidando a esta Universidad como uno de los centros más importantes del Estado en el campo de la ingeniería.
Unai concluirá sus estudios en diciembre. Ahora mismo está enfrascado en su proyecto de fin de carrera, la «modelización de una rectificadora», una máquina que permite acabados con una precisión de micras (milésima parte de un milímetro). El futuro no le preocupa demasiado: se conforma con continuar viviendo en Bilbao como hasta ahora, cerca de sus seres queridos, y dedicarse a la investigación y a la docencia, «si puede ser en la UPV, mejor».