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Zapatero, cabizbajo durante la sesión en el Congreso. :: EFE
El presidente decide resistir
POLÍTICA

El presidente decide resistir

El Gobierno cree que no tendrá problemas para prorrogar el Presupuesto, aunque apuesta por «reconstruir las alianzas»

P. DE LAS HERAS

Lunes, 31 de mayo 2010, 19:42

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La estrategia es resistir. El Gobierno no contempla otro escenario que el de agotar la legislatura, pero sobre su grupo parlamentario se cierne una incertidumbre: cómo ir superando el día a día sin dar una imagen agónica. La estocada verbal del portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, en el pleno de convalidación del recorte del gasto celebrado el pasado jueves ha hecho mella en el PSOE. Mucho más que el 'no' inesperado del PNV. Su amenaza de «desconectar al Ejecutivo de la red» -como gráficamente lo describía este viernes un veterano socialista- tiene un precedente en 1995 y por eso resulta más creíble.

La situación de soledad del Gobierno, plasmada en la votación del jueves, ha llevado al entorno de Zapatero a reconocer una evidencia. «Tenemos que reconstruir alianzas; no nos vale con prorrogar el Presupuesto», dicen en La Moncloa. La aprobación de las cuentas públicas para 2011 es clave, mucho más que ninguna de las votaciones que se producirán de aquí a diciembre. En realidad, técnicamente, su prórroga no sería tan grave. «Del mismo modo que este año hemos aprobado dos acuerdos de no disponibilidad sobre las cuentas de 2010, podríamos hacerlo el 1 de enero del año próximo», argumenta la propia vicepresidenta segunda, Elena Salgado. La cuestión es política. ¿Cuánto puede aguantar, en medio de una crisis económica como la actual, un Gobierno sin apoyos?

«Hay que abrir una reflexión interna y externa sobre esta cuestión -reclama uno de los parlamentarios más bregados en negociaciones presupuestarias-. Deberíamos intentar entrar en una fase de estabilidad porque no se puede llevar a la Cámara la abstención sistemática».

El problema es que, de momento, el presidente del Gobierno sigue sin estar dispuesto a abandonar la 'geometría variable' para buscar socios; una alternativa que sería difícil de trabar en un momento como el actual, en el que todos los partidos consideran que el contacto con el Ejecutivo escalda y en el que las exiguas arcas públicas impiden pagar los apoyos políticos.

Política fiscal

La obligatoriedad de poner en marcha medidas como la congelación de las pensiones, la irretroactividad de la ayuda por dependencia o la rebaja del sueldo de los empleados públicos hace inviable a todas luces -o así lo ven los propios socialistas- un entendimiento con la izquierda. Sobre todo porque, salvo ese guiño a sus desconcertadas bases que será la creación de un impuesto especial para ricos, el Ejecutivo no está dispuesto a más retoques al alza de su política fiscal.

Teniendo en cuenta que la interpretación que se hace de lo que pasó el jueves es que «el señor Duran liquidó la legislatura», el novio deseado sería, en estos momentos, el PNV. Como el año anterior. A pesar de que los nacionalistas vascos aseguran que están determinados a no servir de salvavidas al Ejecutivo, el Gobierno mantiene sus esperanzas. Sostiene que la posición del líder de ese partido, Iñigo Urkullu, se debe más más motivos internos que razones globales.

En la mente de Zapatero hay objetivos a más corto plazo. El primero, la reforma del mercado laboral y acto seguido la nueva ley de cajas de ahorro. La semana pasada mantuvo varias conversaciones con Rajoy sobre estas cuestiones y el miércoles, antes del pleno, volvió a llamarle para hablar del decreto. Pocas horas antes, se había reunido en el Congreso con Duran i Lleida, CiU, quien salvó el 'tijeretazo' a cambio de negarle el pan y la sal para el futuro.

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