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L. G.
Viernes, 21 de mayo 2010, 04:53
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Entre las pertenencias que recogieron ayer los siete empleados de los Renoir, con 670 butacas, y que guardaron celosamente en bolsas negras figuraban las golosinas que dejaron sin vender. Fue una despedida agridulce. Con su adiós, Bilbao asiste impasible a la desaparición de un ...
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