Piden 22 años en París para tres etarras por formar activistas
Uno de los acusados opinaba en un manuscrito antes de la tregua que la violencia es el único medio de imponer un diálogo
FERNANDO ITURRIBARRÍA CORRESPONSAL
Jueves, 13 de mayo 2010, 12:27
La fiscal antiterrorista Fanny Bussac pidió ayer al Tribunal Correccional de París penas que suman 22 años de prisión para los militantes de ETA Urtzi Gainza, Iñigo Ripoll y Alaitz Areitio por haber pertenecido a la estructura de formación de activistas dentro del aparato militar. La defensa consideró la petición fiscal totalmente desproporcionada. El juicio quedó visto para sentencia que será dada a conocer el próximo 21 de junio.
Bussac solicitó ocho años para los dos hombres, que fueron detenidos en el sur de Francia a comienzos de 2006, y seis años para la mujer, arrestada año y medio más tarde en la frontera pirenaica. Además, planteó que les sea prohibida a los tres de manera definitiva la residencia en el país una vez purgadas las penas que les sean eventualmente impuestas.
La representante del Ministerio Público afirmó que el trío perteneció entre 2005 y 2006 a la estructura de formación del aparato militar, denominada Tresa en clave interna. «Su misión consistía en enseñar a los miembros clandestinos a hacer uso de las armas y de los explosivos para de esa forma permitir a ETA seguir cometiendo atentados y asesinatos y sumar nombres a la lista de víctimas del terrorismo», dijo.
Balza, objetivo
La fiscal, quien observó que el aparato militar es la división «más operacional y peligrosa de ETA», destacó que Ripoll era partidario de proseguir la violencia en una consulta interna previa a la última tregua. En documentos manuscritos cuya autoría le es atribuida, opinaba que «la lucha armada es el único medio de imponer» un diálogo al Estado español, preconizaba desarrollar acciones violentas contra «los opresores de Euskal Herria» y citaba entre los objetivos potenciales al entonces consejero de Interior del Gobierno vasco, Javier Balza.
Ripoll mantuvo su actitud de mutismo cuando fue preguntado acerca del documento por el juez Marc Bourragué, presidente del tribunal. «Lo que les motiva debe ser muy fuerte para ser tan rígidos», reflexionó el magistrado. «No tengo nada que explicar a un fascista», le espetó por su parte Gainza, hostil a participar en «este circo». «Eso es un prejuicio», replicó el juez, que luego señaló que su trabajo es formular preguntas y admitió su infinita paciencia ante la falta de respuestas.
En el último turno de palabra, Ripoll leyó en francés un texto en el que, tras reiterar el orgullo de los tres acusados por formar parte de ETA, expuso que «no somos terroristas sino militantes vascos que luchamos por la democracia y la liberación nacional y social de nuestro pueblo». «La organización ETA tiene, ha tenido y tendrá la mano abierta para una solución dialogada que conduzca a un verdadero proceso democrático», concluyó.