Hallan a un indigente muerto en un cajero de Barakaldo

La tragedia volvió ayer a adquirir el rostro del desamparo más cruel. Fue en pleno centro de Barakaldo, en una oficina bancaria del Paseo de Los Fueros. Los transeúntes que deambulaban a primera hora de la mañana no tardaron en reparar en un bulto sospechoso que yacía inmóvil junto a un cajero autómatico. Eran las diez y cuarto cuando un vecino dio aviso de lo ocurrido. Hasta la sucursal de la BBK acudieron varios agentes de la Ertzaintza y la guardia urbana. Al parecer, el hombre estaba tirado en el suelo, arrebujado en una manta y sin dar señales de vida. Instantes después llegaba al lugar el juez quien, tras confirmar el fallecimiento, ordenaba el levantamiento del cadáver.

Desde el Ayuntamiento de Barakaldo señalaban ayer que la víctima, V.C.H., vecino de Ortuella de 43 años, era un viejo conocido de la Policía: tenía problemas con las drogas y había sido desalojado en varias ocasiones de edificios de Retuerto y Lutxana donde, al parecer, buscaba refugio como 'okupa'. Las mismas fuentes no descartaban, incluso, que el fallecimiento sea consecuencia de una sobredosis, extremo este que no se podrá confirmar hasta que se practique la autopsia al cadáver en el Anatómico Forense.

La muerte de V.C.H. vuelve a poner de actualidad la necesidad de contar con albergues para atender a vagabundos y gente que sufra situaciones de exclusión social, un viejo debate que se reabre cada cierto tiempo y que es constante fuente de reproches entre las administraciones locales. La de Bilbao, por ejemplo, ha reclamado en numerosas ocasiones hacer extensivo ese compromiso a otros municipios. Barakaldo es el principal aludido. La Diputación elaboró un estudio el año pasado donde aconsejaba la creación de albergues de mínima exigencia para los más necesitados, una sugerencia que el diputado de Acción Social, Juan Mari Aburto, recomendó analizar aun a sabiendas de los «inevitables conflictos sociales» que se derivan de este tipo de decisiones. El informe concretaba que Barakaldo necesita un albergue al estilo de Elejabarri que, dotado con una veintena de camas, atendiese las necesidades de la Margen Izquierda.