El Consorcio de Transportes cerró 2009 con 43 millones en caja y 12 en valores

Los 56 millones de euros en concepto de remanente de caja que el Consorcio de Transportes de Bizkaia (CTB) no contempló inicialmente en su presupuesto para 2010 y que llevaron a su gerente, Juan Cruz Nieves, a pedir al Gobierno vasco que se endeudara por valor de 127 millones -un 42% por encima de lo realmente necesario- se encontraban prácticamente en su totalidad depositados en cuentas bancarias y valores a fecha del cierre del ejercicio de 2009. Así figura en un documento de tesorería al que ha tenido acceso EL CORREO.

El arqueo contable recoge que el dinero que ha aflorado con posterioridad estaba dividido en dos tipos de fondos: depósitos líquidos y valores. A 31 de diciembre pasado, en el primero de los conceptos, el CTB contaba con 43,1 millones de euros repartidos en seis entidades financieras, mientras que poseía también otros 12,1 millones en activos no líquidos. La información consultada por este periódico revela también que la entidad arrancó 2009 con 40 millones de saldo en sus cuentas.

El gerente del Consorcio aseguró ayer a este diario que no conoció el balance financiero de caja hasta el pasado 26 de febrero. Es decir, tres días después de que Iñaki Arriola y José Luis Bilbao pusieran fin al acalorado enfrentamiento que mantuvieron durante una semana la Diputación y el Gobierno vasco por las inversiones del metro para este año. El Ejecutivo autonómico se había negado a aprobar unas cuentas del CTB que obligaban a recurrir a créditos por valor de 127 millones. Los socialistas rechazaron la propuesta porque incumplía los compromisos de estabilidad firmados por el Gabinete de Patxi López y porque fue presentada en diciembre, un mes después de lo estipulado en una norma que promulgó en 2004 la ex vicelehendakari Idoia Zenarruzabeitia.

Polémica evitable

Fuentes del Departamento de Transportes indicaron ayer que el documento en el que se recoge de manera detallada los remanentes de caja no llegó a sus manos hasta hace sólo unos días. Nieves negó este extremo y manifestó que había sido entregado a la comisión paritaria -participada al 50% por representantes forales y autonómicos- que se encargó de revisar las cuentas para reelaborar el presupuesto. El pasado jueves, en una entrevista concedida a EL CORREO, Arriola insistió en que, de haber conocido que existían esos 56 millones de euros, el choque a nivel político con la institución foral «se hubiera evitado en buena medida».

El gerente del CTB afirmó que trabaja ya en el informe de fiscalización que le pidió el pasado lunes el viceconsejero de Transportes, Ernesto Gasco. El PSE quiere conocer al detalle qué ha sucedido con el abultado remanente de caja. «Es cierto que es mayor que en años precedentes, pero esta forma de funcionar, en la que cierras el ejercicio hacia marzo y conoces entonces el dinero que no se ha gastado, es habitual», argumentó Nieves. «Cumple estrictamente la ley de administraciones locales e históricamente se ha hecho siempre así. Es más -abundó-, es la única opción, porque hasta finales de enero el tesorero y el interventor no comienzan a aclarar las cuentas ya que hay facturas del año que llegan con evidente y justificado retraso». Según detalló, tras realizarse un primer arqueo, se comienzan a verificar «un número muy importante» de partidas presupuestarias. «Y esto lleva su tiempo y tiene su complejidad».

A juicio de Nieves, la situación generada por el 'hallazgo' del remanente de caja constituye «una polémica que responde a cuestiones puramente políticas». «Es algo -resaltó- que nada tiene que ver con la labor de los técnicos y funcionarios, ni con la gestión». El presidente del Consorcio de Transportes defendió también que la necesidad de recurrir a créditos y corregir después, una vez conocidos los remanentes, el presupuesto «no tiene consecuencias negativas para el patrimonio».