De demonios nacionalistas

Mire, señor Fernández Gil (1-5-10): En primer lugar, yo simplemente me he limitado a refutar sus afirmaciones erróneas desde un punto de vista histórico y lingüístico, en absoluto su opinión sobre la política lingüística actual, tan válida como cualquier otra. Sin embargo, usted ve demonios nacionalistas hasta debajo de las piedras. Escribí que el euskera era «la lengua mayoritaria y en muchos casos única», en ningún caso que fuera la única, y la razón por la que utilizo «las siete provincias» es por consideraciones de espacio. En segundo término, yo no pretendo justificar la política lingüística actual basándome en situaciones históricas, sino hacerle ver que se equivoca sobre estas últimas. La documentación histórica existente es abundante y le recomiendo leer a Jimeno Jurio o a Mitxelena, entre otros autores. Y, por último, la idea de pretender obligar a los castellanohablantes a hablar en euskera y convertirla en la lengua materna de sus hijos sólo existe en su mente.