El Gobierno avisa a Currin que el fin de ETA es «el punto de partida, no de llegada»

«No aporta nada nuevo». Con estas palabras definió ayer la portavoz del Gobierno vasco, Idoia Mendia, la declaración que el mediador sudafricano Brian Currin presentó el lunes en el Parlamento europeo para reclamar a ETA un alto el fuego permanente «supervisado» que permita la apertura de un nuevo proceso de diálogo. Mendia recordó que dicha petición, que cuenta con el respaldo de una veintena de personalidades y entidades especializadas en resolución de conflictos, entre las que figuran Desmond Tutu, el norirlandés John Hume o la fundación Nelson Mandela, es algo que la sociedad vasca lleva demandando sin éxito «desde hace tiempo» y subrayó que «el cese del terrorismo debe de ser el punto de partida, no el de llegada».

La portavoz del Ejecutivo recordó en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno las experiencias vividas en el pasado con otras treguas, que la banda se encargó de forma reiterada de hacer saltar por los aires. En esta línea, afirmó que tras el atentado perpetrado en la T-4 de Barajas, que acabó con la vida de dos personas, y el «fallido proceso de paz», «ya no sirve un alto el fuego», sino que sólo hay cabida para un «cese total y absoluto del terrorismo».

Mendia, que valoró el paso dado por los mediadores internacionales como un acto de «buena fe», discrepó también con éstos en la importancia que otorgan a las conclusiones del último proceso de reflexión abierto en Batasuna. Si bien los expertos entienden el «compromiso público» asumido por la izquierda abertzale de recurrir a medios «exclusivamente democráticos» como un gesto «vital para poner fin al último conflicto que pervive en Europa», la portavoz del Gobierno vasco consideró que dicha declaración «tampoco añade nada» a pronunciamientos anteriores e incluso se quedaría «más atrás».

La respuesta ofrecida por Mendia ante la declaración abanderada por Currin, al que Arnaldo Otegi y Pernando Barrena llegaron a presentar en enero de 2007 como asesor para procesos de paz, se situó en la misma línea que la que realizaron ayer los portavoces parlamentarios de PSE y PP, José Antonio Pastor y Leopoldo Barreda, respectivamente. Ambos tacharon la propuesta de «fórmula fracasada y superada» que recoge una perspectiva «desenfocada de la realidad vasca», e insistieron en que lo que necesita Euskadi es la «desarticulación definitiva de la banda terrorista».

«Imparable»

El escepticismo se dejó sentir entre los jeltzales, a quienes la propuesta de los mediadores internacionales sonó también a viejo. El líder del ABB, Iñaki Gerenabarrena, consideró que «tendría bemoles» que ETA anunciara ahora un alto el fuego, tras «décadas» de hacer oídos sordos a lo que la sociedad vasca les demandaba «sin darse cuenta de que es uno de los principales enemigos del pueblo vasco». No obstante, se mostró favorable a que la banda dé un paso «en aras de lograr la pacificación de este país». «Si hace caso a dicha petición, bienvenido sea», añadió.

En el otro lado de la balanza se situaron Aralar y la izquierda abertzale. La primera recibió con «buenos ojos» la declaración de Currin y se sumó a la petición de éste en favor de un «alto el fuego unilateral y sin ninguna condición», que derive en un nuevo proceso de diálogo, tal y como «ya se ha dado en otros países». Mientras, la izquierda radical agradeció mediante un comunicado la «implicación» de los mediadores internacionales y, pese a no reclamar el fin de ETA, sostuvo que la celebración del Aberri Eguna, el próximo domingo, será «una buena oportunidad para mostrar a los Estados y al mundo que el proceso democrático ya está en marcha y es imparable».