ETA aceptó extorsionar en nombre de las FARC a un empresario colombiano
La guerrilla americana opinaba que la banda es «gente seria y cumplidora cuando asume compromisos»
MELCHOR SÁIZ-PARDO
Martes, 30 de marzo 2010, 10:42
Las FARC no cabían en sí de gozo cuando la cúpula de ETA les informó que había dado su autorización expresa para que sus comandos intentaran matar en Madrid a tres altos cargos colombianos, elegidos de entre una lista más amplia facilitada por los terroristas sudamericanos. La dirección de la banda, según los documentos de la Comisaría General de la Información que obran en poder de este periódico, aceptó en noviembre de 2003 «cobrar cuentas pendientes» en España al ya entonces ex presidente de Colombia, Andrés Pastrana, a la ex embajadora en Madrid Noemí Sanín y, en última instancia, a Bernardo Gutiérrez, periodista y ex guerrillero del Ejército Popular de Liberación.
Idéntica satisfacción le produjo a la dirección de la narcoguerrilla que los mismos representantes de ETA se mostrasen dispuestos a cobrar en España el 'impuesto revolucionario' a empresarios cercanos al actual presidente Álvaro Uribe, con intereses en la península, en nombre de sus correligionarios colombianos.
El informe que detalla estos contactos, 'Relaciones ETA/FARC', lleva un sello de «confidencial» y la fecha de 9 de octubre de 2008. A lo largo de 33 páginas, los expertos del Ministerio del Interior analizan todos los e-mail referentes a ETA y el entorno abertzale encontrados en los ya famosos y polémicos tres ordenadores, dos discos externos y tres dispositivos USB incautados por el ejército colombiano a Luis Edgar Devia Silva, más conocido como 'Raúl Reyes', durante la operación en suelo ecuatoriano del 1 de marzo de 2008 en la que murió el líder de las FARC.
El correo de la cúpula de ETA que tanta euforia provocó en los terroristas colombianos era hasta ahora desconocido -solamente había trascendido la petición de ayuda de las FARC, pero no la respuesta- y llegó al ordenador de 'Reyes' el 22 de noviembre de 2003. Fue a partir de un curso de varios etarras (»los amigos de Navarra y Bilbao») en la selva en el verano de 2003 cuando surgió la idea de atentar en España con ayuda de ETA o directamente encomendar a la banda los asesinatos.
En ese correo clave, un tal 'Ricardo' (Rodrigo Granda Escobar) informa a 'Raúl Reyes' de la buena nueva: «Traen (los etarras) la respuesta positiva de su dirección a una solicitud hecha por 'Ivan' para cobrar cuentas pendientes a Bernardo Gutiérrez, Pastrana y Noemí». Pero aún hay más. ETA, incluso, da autorización a sus activistas para «trabajar financieramente sobre Ardila Lule (sic) en España». «Ardila Lule», apunta la Policía Nacional, es en realidad Carlos Ardila Lülle, uno de los mayores empresarios de Colombia, con participación en empresas en España.
«Propuesta formidable»
Los analistas de Interior aseguran que cabe «interpretar que las FARC solicitan la colaboración de ETA para realizar en España algún tipo de acción sobre el entramado empresarial del señor Ardila que tuviera como objetivo la obtención de algún beneficio económico inmediato», «algún tipo de coacción sobre alguna de las empresas que dirige el industrial». Y todo eso, a cambio de que los colombianos instruyeran a los españoles en el uso de misiles tierra-aire.
'Ricardo' se deshace en elogios con ETA: «Por los conocimientos que tengo desde la revolución sandinista, puedo asegurarle que se trata de gente seria, altamente profesional, verdaderos internacionalistas y cumplidores cuando asumen compromisos. Estoy de acuerdo en echar para delante ese proyecto, cuya decisión final corresponde al secretariado (de las FARC)». Dos días después, el 24 de noviembre, 'Raúl Reyes' responde: «La opción financiera (el cobro del 'impuesto') propuesta por ellos (los etarras) es formidable».
El 1 de diciembre de 2003, 'Ricardo' comenta a 'Reyes' que dirigentes de ETA quieren reunirse con él en persona para ultimar esos planes, pero que tienen «inconvenientes» para moverse. Los analistas de Interior apuntan a que el asedio en Francia había hecho extremar las medidas de seguridad. ETA propone entonces que sea un «representante» suyo el que se encargue de las negociaciones: «Posiblemente» Arturo Cubillas, alto funcionario del Gobierno de Hugo Chávez, cuya extradición reclama España.
Poco a poco los planes se van frustrando. Primero, la reunión entre dirigentes se aplaza al mes de enero. Para verano de 2004 la exaltación de la amistad ha pasado a clara decepción. 'Ricardo' envía un nuevo 'mail' a 'Reyes' el 17 de julio: «Los de ETA dieron el perfil del personaje. Dicen que han tenido un mal año con muchas detenciones de gente de su dirección y por el momento es imposible que alguien pueda moverse por razones de seguridad».
El proyecto de asesinar en Madrid por encargo de las FARC quedó definitivamente aparcado, apuntan los informes, tras la caída del entonces jefe de ETA, Mikel Albizu, 'Mikel Antza', en octubre de ese año en Francia. A partir de ahí, continuaron los cursillos conjuntos hasta 2007 en la selva venezolana, pero nunca más se especuló con la posibilidad de actuar en Europa.