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MAITANE BASTIDA
Jueves, 25 de marzo 2010, 13:10
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Un tiburón de casi cuatro metros de largo llegó ayer al puerto de Zierbena con apenas un soplo de vida. Fernando Tajada, vecino de la localidad y pescador desde hace once años, recogía sus redes sobre las ocho de la mañana cuando entre su captura diaria apareció enredado y preso un ejemplar de peregrino. Lo descubrió en aguas cercanas a la playa empedrada del Astrón, junto a La Arena. Como no pudo desengancharlo, lo remolcó desde allí con su embarcación, el 'Lanez Sortua Berria', hasta el municipio costero, donde con ayuda de una grúa fue depositado en tierra para deleite de curiosos y vecinos. «La verdad es que no me ha sorprendido hallarlo, pero sí me ha fastidiado porque me ha roto parte de la red», comentaba con una sonrisa este experimentado marinero.
El animal que nadaba a poca profundidad se metió, al parecer, por uno de los canales de la zona en busca de alimento, con tan mala suerte que en vez de pescar fue pescado. «Tenía una lubina y un rodaballo. Seguro que los había perseguido para comer», explicaba Tajada mientras ponía orden en su 'tresmalla', deteriorada por el inesperado invitado, que llegó al puerto malherido y exhausto.
Tras asimilar lo extraordinario de su captura, el pescador se puso en contacto con los responsables de Azti para que se hicieran cargo del enorme pez. Sin embargo, según lamentó Tajada, éstos no aparecieron, con lo que el animal quedó varado en tierra firme. Pero no estuvo solo. Grupos de personas iban y venían para observar al tiburón e inmortalizarlo con la cámara. Algunos osados incluso se atrevieron a abrir su gran boca para ver de cerca lo que presuponían era una temible dentadura, aunque quedaron decepcionados: las profundas fauces escondían unos dientes muy pequeños, un rasgo característico de la familia de los peregrinos.
Una visita no tan insólita
Pese a la expectación creada, los galipos no se mostraron sorprendidos por la aparición del escualo. Aunque no resulta frecuente que se acerquen tanto a la costa, los pescadores están acostumbrados a divisarlos cuando salen a mar abierto. «He visto tollos, marrajos (distintas especies de tiburón), pero ninguno como éste, con ese morro. Me da mucha pena verle en este estado», señalaba Alberto Alberdi, un vecino de Zierbena que tiene la teoría de que la central térmica del Superpuerto «subió hace años la temperatura del agua», lo que contribuye a su aparición en la zona.
«¡Imagínate la gracia que tiene que hacer tropezarte con uno de estos!», comentaba otra vecina entre risas. El alcalde de Zierbena, Marce Elorza, también se presentó en el puerto para contemplar al tiburón. Su cuerpo, con toda seguridad, será devuelto al mar.
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