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Laura Iniesta ha puesto en el parachoques unos labios de carmín para feminizar la idea viril del automóvil. :: VICENS GIMÉNEZ
El 'tuneo' artístico del Scalextric
CULTURA

El 'tuneo' artístico del Scalextric

Un grupo de creadores catalanes, entre ellos Joan Fontcuberta, transforma en arte el popular coche de juguete

MÓNICA BERGÓS

Martes, 23 de febrero 2010, 03:52

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En 1962, Andy Warhol cogió una vulgar lata de sopa Campbell y la convirtió en una obra de arte. Una exposición en Barcelona retoma esa misma idea, asociada al pop art, y transforma los populares coches de Scalextric, con los que han jugado tantas y tantas generaciones, en objetos únicos. Diez conocidos artistas catalanes han participado en este proyecto, bautizado 'Art i joguina' (Arte y juguete) e impulsado por la revista 'Bonart'. Los coches pueden visitarse en la sala Balcli's hasta el 2 de marzo y serán subastados dos días más tarde. Los beneficios se destinarán a la Fundación El Somni dels Nens, que trabaja con niños enfermos de cáncer.

El precio de salida de cada uno de los coches es 350 euros, «una cantidad simbólica». Enric Carranco, portavoz de Balcli's, no se atreve a aventurar qué cantidad puede llegar a alcanzar la puja. «Somos conscientes de que para los coleccionistas de arte contemporáneo el concepto de la muestra puede resultar chocante». Por eso, estas insólitas piezas irán a parar, con gran probabilidad, a manos de coleccionistas de coches Scalextric, un colectivo «muy numeroso en España», según asegura Carranco, del que ya ha recibido «decenas de llamadas interesándose por la subasta».

Los creadores han 'tuneado' con mucho arte los diminutos automóviles. Con sus creaciones invitan a sugestivas reflexiones y buscan la transgresión de estereotipos sociales asociados a los populares juguetes. El cotizado fotógrafo Joan Fontcuberta ha optado por duplicar el coche creando un curioso efecto óptico. «Un espejo fracciona la realidad en dos mitades con lo que el coche se duplica materialmente, pero también como si fuera un doble virtual», explica Fontcuberta, quien estos días expone en la galería Vanguardia de Bilbao catorce composiciones de su famosa serie 'Googlegramas', creada mediante un programa informático.

Fontcuberta reconoce que de niño fue «un fanático» del Scalextric. «Fue una parte muy importante de mi infancia y llegué a participar en competiciones».

Algo salvaje

El artista está convencido de que si este juguete clásico, nacido de la imaginación del inglés Fred Francis en 1952, todavía sigue haciendo furor entre los más jóvenes es porque «tiene el mérito de amoldarse a la sensibilidad y espíritu de cada generación, lo que les permite transcender épocas y modas determinadas».

Tampoco tiene desperdicio la intervención que ha realizado sobre el Scalextric el pintor Eduard Arranz- Bravo, otro gran exponente del arte contemporáneo catalán. «Quería desmitificar la frialdad asociada a los automóviles y convertirlo en una cosa más salvaje». Ha roto con los cuidados contornos aerodinámicos del Porsche en miniatura, sobre los que ha insertado un gran pegote de pintura roja. Todo un sacrilegio para muchos amantes del motor.

Con ironía ha cocinado su creación Laura Iniesta, quien ha convertido el Porsche en una punky de sensuales labios rojos. «Para transgredir la idea de virilidad con la que se relaciona a estos juguetes he hecho que el automóvil fuera una mujer», relata Iniesta, a quien le gusta trabajar con la personificación de objetos cotidianos. Su lavadora de lavar pecados es todo un hito en la historia reciente.

Igualmente kitsch resulta el coche de Carlus Camps, de brillante estética cabaretera, o el coche teñido de rosa de Victoria Campillo. Pere Hormiguera ha puesto alas al automóvil y Lluis Vilà hasta ha hecho que crezcan hormigas gigantescas y un trozo de pan sobre el diminuto Porsche blanco. Dice Vilà que ésta es una manifestación de 'eat art' o 'arte comestible', basada en el famoso dicho catalán de «el hambre hace correr». También han participado en la exposición Carlos Pazos, Enric Ansesa y Ramiro Fernández.

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