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Rafa Larreina, Arnaldo Otegi, Xabier Arzalluz, Juan José Ibarretxe, Carlos Garaikoetxea, Joseba Egibar y Joseba Permach, en 1999. :: IOSU ONANDIA
El mismo discurso abertzale que en 1999
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El mismo discurso abertzale que en 1999

El pacto Ibarretxe-EH también abogaba «exclusivamente por vías políticas»

DAVID GUADILLA

Miércoles, 17 de febrero 2010, 10:14

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Algunas de las premisas más relevantes incluidas en el documento elaborado por la izquierda abertzale no son del todo nuevas. Ya fueron enunciadas hace más de una década en el acuerdo de legislatura suscrito entre el PNV y Eusko Alkartasuna con Euskal Herritarrok en plena tregua de Lizarra.

El texto, conocido ayer de manera íntegra, señala que un próximo acuerdo democrático debe basarse «en los contenidos políticos trabajados en el último proceso de negociación». Tras defender la «acumulación de fuerzas», aboga por llevar la «confrontación al terreno político». Por tanto, añade, «la lucha de masas, la institucional y la ideológica» serán «los únicos instrumentos del proceso democrático».

El documento, que en ningún momento menciona a ETA ni condena su violencia, señala que el «marco democrático» se abrirá «mediante la utilización de vías y medios exclusivamente políticos y democráticos». «Tiene que desarrollarse en ausencia total de violencia y sin injerencias, rigiéndose el diálogo y la negociación entre las fuerzas políticas por los principios del senador Mitchell. Nadie podrá utilizar la fuerza o amenazar con su uso», agrega. George Mitchell participó de manera activa en el proceso de paz de Irlanda.

El texto admite que para avanzar «en esta apuesta», la izquierda abertzale deberá disponer de «una formación política legal» para, entre otras cosas, participar «en la mesa de partidos» donde se logre el acuerdo político resolutivo». Tanto el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como los jueces han recalcado que no podrá concurrir a las elecciones a menos que se desmarque de ETA.

La pregunta es si los planteamientos de las bases de la izquierda abertzale serán respetados por la banda terrorista. Tres acontecimientos conocidos en apenas cuatro días apuntan en la dirección contraria. El sábado fue detenido en Guipúzcoa Ibai Beobide cuando circulaba en bicicleta armado con una pistola. El domingo se supo que el comando descubierto en Portugal estaba preparando otra acción inminente con una bomba de 300 kilos. A esto hay que añadir el arresto ayer en Gerona de otro supuesto activista, Faustino Marcos, que también viajaba armado.

No sería la primera vez que la organización desoyese expresiones similares a las conocidas ayer. Como indicó la portavoz del actual Gobierno vasco, Idoia Mendia, algunas de ellas ya se escucharon el 18 de mayo de 1999. Aquel día, PNV y EA firmaron con EH un pacto que garantizaba la tranquilidad del primer Ejecutivo de Juan José Ibarretxe.

Euskadi estaba en plena tregua de Lizarra, decretada por ETA en septiembre de 1998 tras el acuerdo suscrito en dicha localidad navarra por parte de las fuerzas nacionalistas, más IU. Un mes después, el 25 de octubre, hubo elecciones. Ganó el PNV y formó un Gobierno en minoría con EA. Los puentes con el PSE estaban rotos. Euskal Herritarrok, con 14 parlamentarios, tenía la llave de la estabilidad.

57 muertos

Ibarretxe la logró en primavera, cuando PNV, EA y EH firmaban un pacto de legislatura con principios muy similares a los desvelados ayer. Las tres formaciones reiteraban su apuesta «inequívoca por las vías exclusivamente políticas y democráticas», abogaban por la «desaparición plena de todas las acciones y manifestaciones de violencia» y se comprometían a «hacer desaparecer todo tipo de acciones y reacciones vulneradoras de derechos individuales y colectivos».

Sin embargo, ETA rompió la tregua a finales de noviembre. El 21 de enero de 2000 asesinaba al teniente coronel Pedro Antonio Blanco. EH no se desmarcó de la banda, sin embargo, Ibarretxe no rompió el pacto. Sí lo hizo el 22 de febrero, horas después de que fuesen asesinados Fernando Buesa y Jorge Díez. Sólo ese año, ETA mató a otras 20 personas. Desde la ruptura de aquel alto el fuego, ha asesinado a 57 personas desoyendo la apuesta por las vías políticas.

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