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Palop celebra el gol que empató la eliminatoria de la UEFA y forzó el partido a la prórroga. / Sergey Dolzhenko (Afp)
FÚTBOL

Andrés Palop, con 40 años, anuncia su retirada como jugador profesional

PPLL

Martes, 22 de abril 2014, 08:11

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Andrés Palop, a los 40 años y tras 19 años como profesional, cuelga los guantes. La localidad valenciana de La Alcudia vio nacer, en 1973, a un hombre que, a pesar de formarse en las categorías inferiores del conjunto ché, estaría llamado a hacer historia con el Sevilla. Comenzó su carrera como profesional en el mundo del fútbol en el Valencia B, donde tras tres temporadas, sería cedido posteriormente al Villarreal, que en aquel entonces militaba en la segunda división española. Nada más llegar consigue hacerse con el puesto de titular en la portería del submarino amarillo y así empezaría a aumentar su fama en España.

Gracias a sus notorias actuaciones y a un equipo que respondía en la competición, el club villarrealense logra ascender en 1998 por primera vez en su historia a Primera división, y fue con el bajo palos. Sin embargo, tras un año duro en la máxima competición española, el equipo desciende y el Valencia lo recupera para sus filas, ya que se encontraba en calidad de cedido. De vuelta en el club que le formó, pasaría seis temporadas a la eterna sombra de Santiago Cañizares. En ellos llegó a participar en poco más de 40 partidos, para marcharse posteriormente, en 2005, al Sevilla, en busca de un puesto titular y logrando, posteriormente, convertirse en una de las leyendas del Pizjuán por su protagonismo en la época dorada de los andaluces en Europa.

Antes había conseguido el primer título europeo del club hispalense. Palop llega en verano y rápidamente se hace con el puesto de portero titular en un Sevilla que quería hacerse con un nombre en la entonces Copa de la UEFA. Tras alzar el trofeo al cielo holandés de Eindhoven en la primera final europea que los sevillistas jugaban en su historia, el cancerbero valenciano no solo logra peso sobre el terreno de juego sino que pasa a ser uno de los jugadores más queridos del equipo y una de las principales figuras del vestuario. El conjunto, en aquel entonces con Juande Ramos como técnico, vuelve a clasificarse para el mismo campeonato al quedar quinto en la Liga, pero en esta ocasión con una UEFA bajo el brazo.

El gol de su vida

Tras unos primeros pasos difíciles en la temporada 2006/07, los nervionenses se enfrentan en los octavos de final de la competición la noche del 15 de marzo contra el Shaktar Donetsk. El equipo ucraniano pone a los españoles, que defendían título, contra la espada y la pared al ganarles a los campeones en casa por 2-1, después de un primer partido de ida en la capital andaluza donde empataron 2-2. Corría el descuento por el minuto 94 de partido, cuando en un córner a favor de los blanquirrojos, Palop se arranca a la desesperada hacia el área rival. El cronómetro corría en contra de los visitantes, mientras que la afición de casa festejaba con una euforia nerviosa por la tensión del momento, lo que parecía el pase a cuartos de final y el ser los verdugos de quién ostentaba la Copa de la UEFA. A pesar de ello, todo cambió en una sola jugada.

Dani Alves, actual jugador del Barcelona, centra la pelota desde la esquina dirección al corazón del área ucraniana, donde el portero se encontraba sin presión. La gran mayoría de los rivales se habían centrado en los delanteros contrarios y en los jugadores más altos, cometiendo el inocente error de restar importancia al que se convertiría en el héroe de la afición aquella noche y que dejaría una huella imborrable en la historia del club. Los deseos de sus aficionados se hicieron realidad al mandar el balón al fondo de la red. Ese gol forzó la prórroga y llevó al éxtasis a miles de sevillistas y españoles que creeyeron en revalidar el título que forjó su nombre como uno de los grandes fuera de España.

Palop fue uno de los principales partícipes de la primera UEFA del Sevilla y el símbolo de la segunda. Además de ser el agitador de aquella remontada, en la final española de la misma edición paró en la tanda de penaltis contra el Espanyol tres lanzamientos que decantó el campeonato a su favor por segunda vez consecutiva. Por dicha actuación ganó el premio al mejor jugador de la final de aquella edición.

El meta es uno de los pilares más claros del Sevilla en la última década y uno de los jugadores que a los que más les debe el sevillismo. En el equipo sevillista es en el que más ha desarrollado su carrera profesional y donde más ha forjado su leyenda junto a un profundo sentimiento por el club y sus compañeros, como demostraría posteriormente el recoger en 2010 la Copa del Rey con el número 16 de Antonio Puerta, fallecido una trágica noche tras un partido por problemas cardiacos. Sus buenas actuaciones con el Sevilla ayudaron a que formase parte del equipo que ganó la Eurocopa de 2008 de la mano de Luis Aragonés.

A pesar de su edad, quiso seguir probándose como portero y conocer una última buena experiencia en el extranjero. Emigró al fútbol alemán para fichar por el Bayer Leverkusen antes de que llegase el momento de su retirada como profesional de los terrenos de juego. A pesar de que ya no se le vaya a poder disfrutar de nuevo, tendrá siempre un lugar en la historia del Sevilla y del fútbol español gracias a su trayectoria. Dos Ligas, dos Supercopas de España, dos Copas del Rey, tres Copas de la UEFA, dos Supercopas de Europa y la citada Eurocopa con la selección española en 2008, que completa un palmarés que no está al alcance de todos.

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